Vanya Krapivin, adolescente asesinado intentando proteger a su madre de una violación

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EN RUSIA

Muere un niño después de que el violador de su madre le partiera el cráneo cuando intentaba protegerla

El violador acuchilló 27 veces a la madre del menor, quien intentó salvarla con una pesa de 3 kilos que el atacante usó contra él. Ha muerto 19 meses después del ataque.

Vanya Krapivin regresó de la escuela en Rusia y encontró a su vecino Roman Pronin a horcajadas sobre su madre, Natalia Krapivina, de 43 años, que gritaba y estaba empapada de sangre. Vanya tenía entonces tenía 15 años y cogió una pesa de 3 kilos y golpeó al agresor, Pronin, de 37 años, quien desvió el golpe, le quitó la mancuerna y le golpeó con ella en la cabeza. Entonces, el atacante huyó pensando que ambos estaban muertos.

Vanya y su madre fueron encontrados inconscientes en el suelo en el piso empapado de sangre después de que los vecinos llamaran a la Policía. El niño cayó en coma durante nueve meses mientras su madre, que había sufrido 27 puñaladas, sobrevivió gracias a la valentía de su hijo.

El adolescente sufrió un grave daño cerebral y perdió casi todo el hueso frontal de su cráneo. Los cirujanos se vieron obligados a extirpar parte de su cerebro, y el famoso presentador de televisión ruso Andrey Malakhov, lanzó una campaña masiva de recaudación de fondos para las placas de titanio que necesitaba en su cráneo y otros gastos médicos.

Un año más tarde, Vanya mostró "ligeras señales de estar consciente" después del tratamiento del cirujano ruso Leonid Roshal. En junio de este año comenzó a reconocer a su enfermera, y comió avena y puré de patatas. En julio, fue a un centro de rehabilitación en Moscú mientras se seguían recaudando fondos para enviar al niño a España para su recuperación.

Sin embargo, en octubre contrajo la gripe y, a pesar del tratamiento de cuidados intensivos, su estado empeoró, lo que ha provocado su su muerte el martes de esta semana.

Trágicamente, su angustiada madre no pudo hacer frente a la condición de su hijo y se culpó a sí misma, a pesar de que ella también fue víctima de Pronin. Por ello, profundamente traumatizada por su propia experiencia y por las salvajes heridas en el cráneo de su hijo, Natalia, que fue dada de alta unos meses después, sólo visitó a su hijo dos veces.

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