El adiós de Merkel

Merkel dice adiós a Europa y deja un vacío de liderazgo después de más de 100 cumbres

En dieciséis años, Angela Merkel ha asistido a más de un centenar de cumbres europeas. El Consejo de estos días es previsiblemente el último al que acude, al menos, como canciller de Alemania. En la última foto de familia, Angela Merkel ha ocupado un modesto lugar en segunda fila, como acostumbra a hacer, sin grandes aspavientos.

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Angela Merkel se despide de Europa después de dieciséis años de cumbres. Se va sin grandes aspavientos. La foto de familia la muestra en un modesto lugar en segunda fila. Aún así, es la imagen para el recuerdo, la foto para conmemorar su presencia en un foro centrado en temas como los precios de la energía, y con el pulso de Polonia al derecho comunitario.

Un hueco difícil de llenar

El adiós de Angela Merkel deja a Europa sin la hegemonía de facto que ha ejercido en Bruselas durante sus cuatro mandatos. Pragmática, sosegada, posibilista y racional, su perfil la ha ensalzado como líder global del viejo continente. Todos recordamos sus principios con las políticas de austeridad que nos marcaron en plena crisis económica, especialmente a los países del sur europeo. Las críticas que originó en su país por permitir la entrada a más de millón y medio de refugiados. O el papel que sostuvo durante la pandemia para cohesionar a los países miembros en el plan de vacunación.

Sus decisiones acostumbran a estar ultrameditadas. Su experiencia le da el plus de saber a quién llamar para asesoramiento, gestión o consulta. Como ella mismo dijo la semana pasada al recibir el Premio Carlos V en Yuste, Extremadura, han sido muchas noches y madrugadas de conversaciones interminables. Allí, frente al rey y el presidente del gobierno Pedro Sánchez, también declaró que uno de los mayores desafíos para Europa tiene nombre propio: China, y recordó que “solo una Europa unida hacia dentro es fuerte hacia afuera”.

La científica del telón de acero

La científica divorciada y sin hijos que llegó desde el otro lado del telón de acero ha sorprendido a casi todos. Merkel se convirtió en ciudadana de la UE poco después de caer el muro de Berlín en 1989. Su fe en el proyecto de integración europea se acrecentó paulatinamente, a base de unas cumbres en Bruselas que, contra todo pronóstico, la erigieron como la canciller de Europa.

Pero la Unión Europea que vio al llegar se parece muy poco a la que deja. Y a Merkel le preocupan los nuevos desafíos. Le preocupa que la unión de la Unión, los valores comunes y de consenso, se derriben con los movimientos neopopulistas ynacionalistas. Como también dijo en Yuste, "la paz y la historia no se dan por sentado, hay que protegerlas y defenderlas para promover una vida en seguridad para los ciudadanos”. A partir de ahora, ella estará vigilando en la distancia. Los líderes europeos, al menos la mayoría, seguramente tendrán en cuenta sus palabras para cuidar su legado, y con él, la Unión Europea.

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