Al menos doce civiles habrían muerto en un bombardeo de la aviación siria en la localidad de Aldier Alsharki, en la provincia de Idlib, en el noroeste del país, según han informado los Cascos Blancos, una organización de rescate que opera en las zonas bajo control de los rebeldes sirios.
"Tres de las víctimas pertenecían a la misma familia", ha explicado el director de los Cascos Blancos en Idlib, Mustafá Haj Yusef. El viernes otros trece civiles murieron y 20 más resultaron heridos en bombardeos de aviones rusos sobre la localidad de Hass, también en Idlib.
El Ejército sirio anunció el pasado 5 de agosto la reanudación de la ofensiva militar en Idlib y partes de la provincia de Hama al considerar que los grupos rebeldes que controlan esta región no han dado muestras de interrumpir sus acciones y han perpetrado "varios ataques contra civiles".
El ataque supone el fin del acuerdo de alto el fuego negociado con la mediación de Rusia y Turquía en septiembre de 2018. El Gobierno de Bashar al Assad anunció el 2 de agosto una suspensión de las operaciones en la zona para dar una oportunidad al pacto mediado por Rusia y Turquía, si bien poco después denunció que "los grupos terroristas apoyados por Turquía" se han negado a aplicarlo.
Por su parte, Naciones Unidas reclamó a todas las partes en conflicto y aquellos "con influencia sobre ella" que respeten el Derecho Humanitario y protejan a los civiles "en todo momento" en el marco del conflicto. La provincia de Idlib se encuentra en manos de varios grupos armados, el más importante de los cuales es Hayat Tahrir al Sham, vinculado a Al Qaeda.
El régimen de Siria ha defendido que la ofensiva es parte de su lucha contra el terrorismo en el país.