GABRIEL FERRÁN

Gabriel Ferrán, ex embajador de España en Afganistán: "Mis pensamientos están en los que no han podido salir de allí"

El ministerio de Exteriores condecora al personal de la embajada de España en Kabul por su labor en las evacuaciones tras la salida de Estados Unidos en Afganistán. El ya ex embajador, Gabriel Ferrán, asegura que hicieron "todo lo que pudieron".

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Fueron los últimos en abandonar la embajada española en Kabul y de ellos dependieron las evacuaciones del personal español y de los colaboradores afganos de nuestro país. El ministerio de Exteriores ha homenajeado por su labor al embajador, Gabriel Ferrán, a su segunda en la misión diplomática, Paula Sánchez y a 23 personas más, empleados de la Embajada que colaboraron directamente en la misión que permitió poner a salvo a más de 2.000 afganos.

Gabriel Ferrán, condecorado con la máxima distinción, la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil, ha sido el primero en recibir el reconocimiento por parte del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares.

"Había mucha incertidumbre y no sabíamos lo que podía ocurrir en el futuro, pero estábamos en una base de la OTAN excelente y protegidos por grandes profesionales. El nivel de protección era alto pero el entorno era extremadamente complejo y había incertidumbre y cierto riesgo", ha explicado Ferrán, al tiempo que ha añadido que parte del éxito fue la cooperación internacional que funcionó de manera impecable".

Les pilló por sorpresa

El ex embajador también ha asegurado que el avance de los talibán les "pilló a todos por sorpresa. En cuestión de una semana los pronósticos eran cada vez más negativos y los propios especialistas se sorprendían".

Ferrán fue el último español en abandonar Kabul. "Los funcionarios trabajamos bajo instrucciones del Gobierno y me pidieron que me quedara. Me quedé en Afganistán para cumplir con mi deber", ha señalado.

Recuerda ese vuelo de regreso como "muy especial. Tenía la sensación de que dejábamos Afganistán después de tres años y es un país que ha dejado una huella muy especial en mí. Y el final fue especialmente intenso. En ese vuelo había ochenta personas y "fue una mezcla entre alivio pero también de tristeza por la situación de Afganistán y por saber que mucha gente que habíamos conocido, no sólo colaboradores, se habían quedado allí. Mis pensamientos también iban hacia toda esa gente que se quedaba atrás". Ferrán sigue en contacto con muchos de esos amigos que se quedaron allí y asegura que desde entonces viven con incertidumbre y preocupación.

Paula Sánchez, segunda de la embajada

También Paula Sánchez, segunda de la embajada narraba emocionada su experiencia. Asegura que “su concentración era máxima esos días para poder ayudar al mayor número de gente posible y con expectativas muy optimistas de poder volver con la satisfacción del deber cumplido.

Asegura que no pasó miedo porque "te concentras en el trabajo y sacas toda la actividad adelante con positividad y sacando el trabajo adelante". Dice también que sintió "mucho orgullo por la responsabilidad que recae en los hombros de uno y la satisfacción de poder sacra adelante el trabajo".

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