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ALGUNOS SE HAN SELLADO LA BOCA CON CLAVOS

La crucifixión de catorce trabajadores en protesta por varios despidos en Paraguay dura ya 19 días

Los conductores fueron apartados de sus puestos de trabajo por haberse afiliado a un sindicato con el fin de lograr mejoras en sus condiciones laborales. Las autoridades paraguayas les acusan de pertubar la paz del país con esta protesta que ya dura 19 días.

Catorce personas cumplieron hoy 19 días 'crucificadas', secundadas por otras tres con la boca cosida con un grueso clavo, en protesta por el despido de 51 chóferes de una compañía de autobús del Gran Asunción, tras crear un sindicato para defender sus derechos laborales.

La extrema protesta se desarrolla bajo una carpa con techos de plástico ubicada al borde de una carretera de la ciudad de Limpio, donde las 17 personas se mantienen en esas condiciones junto a sus hijos, familiares y compañeros de otros sindicatos.

El grupo de 'crucificados', que yacen en el suelo clavados a tablones en forma de cruz, se compone de doce varones, todos despedidos de la Línea 49 de Limpio, y dos mujeres, esposas de otros dos chóferes expulsados. Otros tres hombres que trabajan en la empresa de autobuses les acompañan, acostados casi todo el tiempo, con sus labios atravesados con un clavo. Debido a ello, no pueden hablar, solo ingieren alimentos líquidos y sus labios están permanentemente hinchados.

La gran carpa que han montado y las pancartas reivindicativas están justo al lado de la puerta de la empresa que es el centro de la protesta, y que es propiedad de Celso Maldonado, diputado por el opositor Partido Liberal. Los trabajadores emprendieron esa drástica acción porque a los tres días de crear un sindicato de chóferes en la empresa, de más de 150 empleados, 51 de ellos fueron despedidos, explicó Juan Villalba, secretario general de la Federación Paraguaya de Trabajadores del Transporte (Fepatrat).

Además, durante las acciones contra estos despidos, y coincidiendo con la visita de Francisco a Paraguay, entre el 10 y el 12 de julio, diez de esos trabajadores "crucificados", además de Villalba, fueron imputados por la Fiscalía por una presunta "perturbación a la paz pública" y condenados a cumplir con medidas alternativas a la prisión. Villalba, quien en 2013 ya protagonizó durante un mes una protesta similar para denunciar un caso parecido, media ahora con el Gobierno para que la empresa cumpla la ley y reincorpore a los despedidos.

"Fueron despedidos por el solo hecho de conformar un sindicato. Un sindicato que crearon porque estaban cansados de la situación inhumana que venían atravesando", declaró Villalba, quien señaló que el dueño de la empresa debería ser el primero en defender sus derechos. "El diputado debería ser ejemplo porque es un representante del pueblo. Los compañeros estaban cansados de los maltratos: 16 o 18 horas por día de trabajo, sin vacaciones, sin aguinaldo; por eso son valientes y se organizaron y por eso estamos así", añadió.

Condiciones que fueron también calificadas como "inhumanas" por Norma Bogado, una de las dos mujeres clavadas al madero. "Era inhumana la forma en que trabajaban. De 16 a 18 horas andaban por la calle. Venía, se acostaba dos horas y se levantaba otra vez, a veces hasta 15 días seguidos así", explicó Bogado. "Es muy triste que tengamos que llegar a esto, solo pedimos derechos que están establecidos en la ley, quieren cubrir el caso con dinero y presión política", agregó.

Bogado pidió al Gobierno que intervenga la empresa y devuelva el empleo a los trabajadores. "Antes de la semana que viene por favor, tengo una niña que cumple 11 años y quiero celebrarlo con ella en casa, no quiero que me vea así", dijo. El administrador de la empresa, que estaba en el interior del edificio, declinó hacer declaraciones.

En septiembre de 2013 diez conductores de autobús que trabajaban para la empresa Vanguardia, que maneja la Línea 30 entre Luque y Asunción, permanecieron 63 días "crucificados" en protesta por el despido de 10 compañeros cuando intentaban crear un sindicato. La protesta terminó cuando la compañía aceptó la reincorporación de nueve de ellos. Otros tres chóferes de las compañías de transporte Alto Paraná y Pycasu se crucificaron y cosieron los labios con alambres el pasado mes de septiembre para reclamar su vuelta al trabajo tras la suspensión de los recorridos que realizaban.

 

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