El cardenal Tagle ha sido el primero de los nueve relatores elegidos para presentar su ponencia en esta cumbre sin precedentes en la historia de la Iglesia y que abordará hasta el domingo la lacra de los abusos a menores por parte del clero.
Con emoción e incluso con lágrimas en los ojos, el cardenal filipino se dirigió a los 190 representantes de la jerarquía de la Iglesia católica presentes y les dijo: ¿Cómo podemos expresar la fe en Cristo cuando cerramos los ojos a todas las heridas infligidas por el abuso?. "Nuestra falta de respuesta ante el sufrimiento de las víctimas hasta el punto de rechazarlas y de tapar el escándalo para proteger a los autores y a las instituciones ha dañado a nuestro pueblo y ha dejado una herida profunda en nuestra relación con los fieles", indicó.
"¿Ustedes no escaparon cuando sintieron el hedor de la basura?", insistió. Tagle ha pedido a los obispos que asuman "la responsabilidad personal de llevar sanación a esta herida en el cuerpo de Cristo, y comprometerse a hacer todo lo que esté en su poder y capacidad para ver que los niños y las personas vulnerables están a salvo". También pidió que se acerquen a los abusadores para que se "haga justicia y ayudarles a encarar la verdad".
"No se puede condenar el abuso y seguir adelante. Tenemos que lograr una sanación más profunda", agregó.
El cardenal filipino explicó que para la Iglesia es necesaria reconstruir la confianza de los fieles "proporcionando un amor incondicional (a las víctimas), pidiendo reiteradamente perdón y reconociendo que no merecemos ese perdón". Instó a dar soluciones para que se "encaren los problemas sin que se repitan los mismos mecanismos que queremos eliminar". "La Iglesia tiene que ser una comunidad de Justicia marcada por la comunión y la compasión", aseveró.
La reunión sobre la protección de menores que concluirá el domingo con una misa comenzó este jueves con el debate sobre la responsabilidad de los obispos en su tarea pastoral, espiritual y jurídica.