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LAS DOS ARISTAS INTERNACIONALES DE CHÁVEZ

De la alianza con Cuba a los desencuentros con Estados Unidos

Hugo Chávez fue para Fidel Castro su alumno más aventajado, su 'delfín', y entre ambos países se forjó una alianza llena de intereses. En contraste, el líder venezolano encontró en EEUU a su enemigo imperialista, con una relación hostil con George Bush y varios desencuentros con Barack Obama.

Hugo Chávez, el "delfín" de Fidel Castro en su sueño de unir a América Latina frente al imperialismo, fue para Cuba un socio vital cuyo respaldo y petróleo dieron un respiro a un país que contempla con incertidumbre la desaparición del mandatario venezolano. La Venezuela de Hugo Chávez fue una tabla de salvación para Cuba tras los duros años del "Periodo Especial" declarado tras la caída del bloque soviético y que sumió a la isla en una grave crisis cuyas secuelas todavía hoy no se han superado.

En los últimos doce años, el gobierno de Hugo Chávez se ha convertido en el principal socio de la isla hasta el punto de que el volumen de intercambio comercial con Venezuela (que se elevó a más de 6.000 millones de dólares en 2010) representa el 40 por ciento del total registrado en Cuba. Pero esa alianza fue mucho más allá de lo económico porque Hugo Chávez, con su revolución bolivariana, se convirtió en el alumno más aventajado de Fidel Castro: cuando Caracas y La Habana firmaron su acuerdo de 2000, ya el líder cubano destacó el "papel extraordinario" a que estaba llamada Venezuela "en la lucha por la unidad latinoamericana y la de los países del tercer mundo".

Chávez recogió el testigo de su veterano mentor y al año siguiente propuso la creación de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), un nuevo instrumento de integración regional que nació como alternativa al Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA), impulsada entonces por Estados Unidos. El ALBA se constituyó definitivamente el 14 de diciembre de 2004 por un acuerdo suscrito en La Habana entre Venezuela y Cuba y en los años siguientes, en un momento en que la región daba un giro político a la izquierda, se sumaron la Bolivia de Evo Morales, la Nicaragua de Daniel Ortega o el Ecuador de Rafael Correa, como miembros más destacados.

Unidos en la economía y en la política, Hugo Chávez y Fidel Castro también lo han estado en las graves enfermedades que ambos han padecido. Cuando en 2006 Fidel Castro enfermó y delegó el poder en su hermano Raúl, fue el mandatario venezolano quien en numerosas ocasiones informaba sobre la evolución del líder cubano (su dolencia se declaró secreto de estado) y quien más aparecía junto a él en las fotografías y vídeos que permitían saber de su recuperación. Nadie podía imaginar que años más tarde sería el anciano líder de la Revolución cubana quien le devolvería esos favores y atendería a su pupilo.

Chavez, rodeado de los suyos

Las perspectivas para Cuba ante un panorama sin Hugo Chávez suscitan todo tipo de análisis aunque es generalizada la coincidencia de que ese escenario tendría un fuerte impacto en la isla que algunos auguran similar al que tuvo la caída de la Unión Soviética. Frente a los que opinan que la ruptura del "cordón umbilical" de Venezuela con Cuba provocaría una "catástrofe de dimensiones extraordinarias", otros defienden sin embargo que la isla está ahora mejor preparada para resistir ese impacto que en los años noventa.

En el extremo contrario, las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela han estado llenas de desencuentros desde que el presidente Hugo Chávez llegó al poder en 1999, con duros enfrentamientos durante el Gobierno de George W. Bush y fracasos en los intentos de reconciliación bajo el mandato de Barack Obama.

Las relaciones entre ambos países, tradicionalmente estrechas, comenzaron a deteriorarse a raíz del golpe de Estado que derrocó brevemente a Chávez en abril de 2002. La "tibia" reacción de Estados Unidos y su apoyo al efímero Gobierno surgido del golpe fue interpretada por Venezuela como una prueba de que la Administración de Bush estuvo "detrás" de la intentona, algo que Washington siempre ha negado.

Chávez no cesó de denunciar la política "intervencionista" de Estados Unidos en Latinoamérica, animando a la región a unirse a su cruzada contra "el imperio", logrando adhesiones de países como Bolivia, Ecuador y Nicaragua. George W. Bush, que ocupó la presidencia de Estados Unidos entre 2000 y 2008, fue el principal objetivo de sus críticas y lo tildó incluso en varias ocasiones de "genocida y loco".

Con la llegada de Obama a la Casa Blanca en 2009, Chávez expresó su esperanza en un cambio en la política de Estados Unidos hacia su país y de una normalización de las relaciones bilaterales. Obama dijo en varias ocasiones que quería mejorar las relaciones con Venezuela y la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, llegó a reconocer que la política de Bush de aislar a ese país no había funcionado. Sin embargo, bajo el mandato del presidente Obama los informes que emite anualmente Estados Unidos sobre la situación de los derechos humanos y la lucha antiterrorista en el mundo han seguido penalizando a Venezuela, cuya cercanía al régimen iraní también preocupa mucho a Washington.

Chávez, quien en la Cumbre de las Américas de 2009 en Trinidad y Tobago le dijo a Obama que quería ser su "amigo", pasó luego a calificar al presidente estadounidense de "farsante" y consideró que uno de los grandes "errores" de su primer mandato fue no dar importancia a la relación con América Latina. La relación bilateral, congelada desde la retirada mutua de los embajadores en 2010, se enfrió aún más en enero de 2012 con el cierre del consulado venezolano en Miami, que sucedió a la expulsión de la cónsul Livia Acosta Noguera.

No obstante, Venezuela sigue teniendo una fuerte dependencia comercial de Estados Unidos, ya que sus exportaciones a ese país, principalmente petroleras, superaron en 2011 los 40.000 millones de dólares. A Chávez nunca le interesó "buscar una reconciliación" con Washington, ya que eso hubiera debilitado su base de apoyo electoral, concluyó Johnson.

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