Publicidad

EL JUICIO SEGUIRÁ DURANTE ESTE MES

El capitán admite que detectó "corrosión" en los tanques de lastre pero no "rotura"

El capitán del petrolero 'Prestige', Apostolos Mangouras, ha admitido que detectó "corrosión" en los tanques de lastre del buque cuando asumió el relevo del barco en septiembre de 2002, dos meses antes del siniestro marítimo, pero descartó que hubiese "rotura".

El capitán del petrolero 'Prestige', Apostolos Mangouras, ha alegado su "edad avanzada", 77 años de edad, para no contestar a todos los abogados personados en la causa por la catástrofe marítima, de la que este martes se cumplen diez años.

Su letrado, José María Ruiz Soroa, ha señalado, en el inicio de la vista oral, que se ha reanudado con la declaración de Mangouras, que su cliente solo contestará a las preguntas de la Fiscalía, de la Abogacía del Estado y de la defensa.

Así a preguntas de la Fiscalía, el capitán del petrolero ha admitido que detectó "corrosión" en los tanques de lastre del buque cuando asumió el relevo del barco en septiembre de 2002, dos meses antes del siniestro marítimo, pero descartó que hubiese "rotura".

Mangouras, que estuvo al frente del 'Prestige' como capitán en tres ocasiones, ha precisado que él no está "capacitado" para determinar el grado de corrosión que podían tener los tanques de lastre. Asimismo, ha indicado que él no participaba en las revisiones del barco. "No tenía nada que ver conmigo", ha recalcado Mangouras.

Por otra parte, ha asegurado desconocer que el petrolero tenía prohibido operar en más de una decena de puertos, entre ellos Estados Unidos, Cuba, Líbano, Finlandia o Dinamarca. "Durante mi servicio en el barco no llegamos a estos países", ha sentenciado.

La catástrofe del 'Prestige' cumple su décimo aniversario coincidiendo con la reanudación del juicio que se celebra en el recinto ferial ExpoCoruña. La vista se desarrollará a lo largo de este mes con las declaraciones del capitán, el jefe de máquinas, Nikolaos Argyropoulos, y el exdirector general de la Marina Mercante, José Luis López Sors.

Ellos tres, junto al primer oficial Ireneo Maloto, declarado en rebeldía y en paradero desconocido, son los únicos imputados por una catástrofe marítima, que, en noviembre de 2002, vertió más de 60.000 toneladas de fuel en la costa gallega y que provocó uno de los mayores siniestros marítimos. 

Desde esa fecha y, tras detectarse el primer vertido, se optó por alejar de la costa al barco, que estuvo escoltado por la Armada y al que se prohibió atracar en cualquier puerto español.  Finalmente, el 19 de noviembre de 2002, el 'Prestige' se partió en dos y se fue a pique, generando una de las mayores catástrofes marítimas, que tiñó de negro las costas de Galicia, pero también las del Cantábrico y Francia.

La catástrofe provocó una marea blanca de 40.000 voluntarios

El voluntariado
Junto a la marea negra, el siniestro, por el que el capitán llegó a pasar 83 días en prisión, provocó también  una respuesta social  sin precedentes con la llegada masiva de voluntarios a Galicia -más de 40.000, según organizaciones ecologistas- que se encargaron de recoger el fuel y que se sumaron al trabajo que los primeros días realizaron los pescadores con sus propios medios.

Sobre los efectos que este trabajo tuvo en la salud, se realizaron numerosos estudios. Entre los últimos, está el elaborado por un equipo de la Universidad de La Coruña, que concluye que el aumento del riesgo de padecer cáncer en las personas que colaboraron en la recogida del fuel "desapareció" a los siete años del siniestro. Diez años después, hay entre el voluntariado un sentimiento "agridulce". "Somos los mismos contra los mismos", resume el secretario general de la organización ecologista Adega, Fins Iglesias, en relación a la presencia, en el Gobierno, de responsables políticos que eran también miembros del Ejecutivo cuando ocurrió el siniestro.

Responsabilidades civiles y penales
Tanto desde organizaciones ecologistas como desde las cofradías de pescadores se cuestiona también que el único representante institucional, entre los acusados en el juicio por el siniestro, sea el exdirector general de la Marina Mercante, José Luis López Sors, para el que se piden penas de cinco años de prisión.

La mayor pena, no obstante, se reclama para el capitán del barco, para el que la Fiscalía solicita 12 años de cárcel, siete por un delito contra el medio ambiente y otros cinco por daños en espacios naturales protegidos, Mientras, el letrado que representa a 70 cofradías de Galicia, Asturias y Cantabria solicita nueve años de prisión para los tres miembros de la tripulación. Como responsables civiles directos, figuran la aseguradora London Steam-Ship Owners Mutual Insurance Association Limited y el Fondo Internacional de Indemnización de daños por la contaminación de hidrocarburos (Fidac) y como subsidiarios, las navieras Mare Shipping Inc y Universe Maritime Ltd, y el Estado español.

En las primeras sesiones del juicio, que comenzó el 16 de octubre con las cuestiones procesales,  el principal 'enfrentamiento' dialéctico lo han mantenido la Fiscalía y la Abogacía del Estado con el letrado del capitán del 'Prestige', que pidió la suspensión del juicio, rechazada por el tribunal.

En su intervención, en las primeras sesiones de la vista oral,  llegó a acusar también al Estado español de haber ocultado pruebas en relación con las inspecciones en el barco, al tiempo que cuestionó la legalidad de la documentación recabada en el petrolero. "El Estado ha hecho la autopsia del cadáver en secreto y ha ocultado los resultados", sostuvo el letrado sobre las expediciones con robots que se hicieron para revisar el estado del pecio y que centrarán parte de su estrategia en la defensa de Apostolos Mangouras.

¿Es posible otro Prestige?
Al margen del debate judicial, diez años después, continúa el debate sobre si persisten los efectos de la catástrofe, con repercusión todavía en la cadena trófica, según las organizaciones ecologistas, y si se está preparado para evitar otro siniestro similar.

Sobre ello, en su informe 'Otro Prestige es posible', Greenpeace España alerta de que  continúan navegando buques monocasco por aguas comunitarias. Además, esta organización ha pedido "cambios legislativos" para depurar las responsabilidades en el ámbito económico, legal y político y para prohibir circulación de este tipo de buques, que sí tienen prohibida la entrada en puertos europeos. Por su parte, tanto cofradías de pescadores como voluntarios que participaron en la recogida de fuel se muestran escépticos, al ser preguntados si creen que una catástrofe de este tipo podría volver a repetirse. 

Así, admiten que ha habido una avance en la dotación de medios, pero creen que no se han dados pasos suficientes, como determinar un puerto refugio, para acoger un barco en esas condiciones.

Las mismas discrepancias siguen existiendo sobre una de las cuestiones que centrará el juicio, si fue conveniente o no la decisión de alejar el barco y si esta última opción hizo que la catástrofe adquiriera mayores dimensiones, como sostienen algunos expertos. Junto a ello, el juicio, que está previsto que se prolongue hasta finales de mayo, tratará de dirimir las responsabilidades penales y civiles, aunque los pescadores ya percibieron en su día las indemnizaciones por la catástrofe.

Publicidad