Los díscolos del PSC

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CUATRO DUDAS COMUNES SOBRE SU APLICACIÓN

¿Cómo funciona la disciplina de voto? La norma no escrita que controla a los diputados

Los parlamentarios que voten en contra de la línea marcada por su partido pueden recibir multas de entre 100 y 600 euros, perder su acta de diputado o incluso ser expulsados de la formación. España es uno de los pocos países europeos en el que los diputados no pueden votar según sus convicciones personales. En Reino Unido, EEUU, Francia y Alemania tienen libertad para desobedecer la línea del partido sin miedo a ser sancionados.

Tres diputados del PSC decidieron este jueves no cumplir con la directriz marcada por su partido y apoyar que el Parlament solicite al Congreso de los Diputados traspasar competencias a la Generalitat para la convocatoria de referéndums.

Marina Geli, Joan Ignasi Elena y Núria Ventura sabían que su decisión tendría consecuencias graves sobre su continuidad en el PSC. Automáticamente, la formación les ha pedido devolver su acta de diputado, acogiéndose a lo que se suele denominar como 'disciplina de voto', un término que ya había estado en boca de todos en los últimos días por la división interna en el PP ante la reforma de la ley del aborto. Una de las diputadas con más trayectoria en el PP, Celia Villalobos, ya dijo públicamente que cree que hay aspectos en los que los partidos deberían dar 'libertad de conciencia'.

Los votantes tienen asumido que en el sistema español, que se desarrolla mediante listas cerradas, todos los miembros del partido con escaño en alguna de las Cámaras van a votar en el mismo sentido pero no existe una norma que obligue a ello. Analizamos las claves.

¿Obliga realmente la ley a los diputados a hacer lo que les diga el partido?

La Constitución incluye en su artículo 67 que "los miembros de las Cortes Generales no estarán ligados por mandato imperativo" y el 79 dice que "el voto de senadores y diputados es personal e indelegable".

La vicepresidenta del Congreso, Celia Villalobos

Según estas premisas, los diputados podrían emitir su decisión sin condicionantes del partido, pero lo cierto es que las formaciones han establecido en sus reglamentos internos artículos que explícitamente no obligan a acatar la disciplina de voto pero sí penalizan a quienes no lo hagan.

"El Comité director podrá sancionar la emisión del voto contrario a la orientación acordada por el Grupo, cuando esta se haya realizado de forma voluntaria y haya sido manifestada explícitamente, sin perjuicio del mecanismo disciplinario previsto en los estatutos federales del PSOE", dice el Reglamento del PSOE en sus artículos 33 y 34.

En el PP en cambio no hay una norma escrita que lo especifique, pero se actúa del mismo modo por costumbre.

¿Qué consecuencias tiene no acatar la decisión del partido?

La sanción suele ser económica. El PP fija multas de entre 100 y 500 euros para los diputados 'díscolos' mientras que el PSOE las eleva hasta los 600 euros. Así, en la práctica: "El voto es tan libre como aguante su cuenta corriente los 600 euros de multa a los que se enfrentan si rompen la disciplina de voto”, explica al periodista Esther Palomera en una entrevista en 'El Objetivo' de Ana Pastor.

También entra en juego las veces que el parlamentario decide dar la espalda a su partido. En el caso del PSOE, el reglamento contempla que el Comité de Garantías tome la decisión final, que puede ir desde la retirada del acta de diputado hasta la expulsión. Una vez emitido el voto discordante, el diputado puede oponerse a devolver el acta. En ese caso, será expulsado del partido pero seguirá siendo parlamentario.

Cámara de los Comunes de Reino Unido

¿Qué ocurre en otros Parlamentos?

Democracias consolidadas como EEUU, Francia y Reino Unido tiene un sistema de listas abiertas en el que los ciudadanos eligen directamente al parlamentario que quieren que les represente, lo que legitima todas las decisiones que este tome. Suecia, Irlanda, Finlandia, Bélgica o Dinamarca engrosan la enumeración de los países con listas abiertas aunque en Portugal deciden igual que en nuestro país.

Los ejemplos más llamativos de ruptura de voto se han dado recientemente en EEUU, donde Obama ha tenido que convencer a sus senadores para que respalden su reforma sanitaria, así como en Reino Unido. Allí Cameron tuvo que ver cómo miembros de su partido votaban en contra del matrimonio homosexual sin poder hacer nada.

En cambio, el sistema español está basado en listas cerradas, es el propio partido quien los introduce en la lista, por lo que sus 'infidelidades' a las pautas de la formación probablemente supongan su salida de la lista. En Alemania, la situación es especialmente reseñable porque allí la Constitución prohíbe explícitamente sanciones por saltarse la disciplina de partido.

¿Hay alguna excepción?

Los partidos pueden dar libertad de voto a sus diputados para casos excepcionales que considere que crean dilemas morales. Sin embargo, garantizar que la propuesta salga adelante prevalece en la mayoría de la ocasiones sobre las convicciones personales de los diputados.

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