"Quiero enviarles una gran disculpa y lamentar lo ocurrido. El objetivo no es atacar a civiles inocentes", dijo en el último de los cinco días de su declaración, no retransmitida por respeto a las víctimas, según ha determinado el tribunal.
Pese a la insistencia del fiscal y los representantes legales de las víctimas, Breivik no extendió las disculpas a otros muertos en el atentado o en la matanza de la isla de Utøya, donde murieron 69 personas, casi todas menores de 20 años, que asistían al campamento de las Juventudes Laboristas, AUF. Utøya es un "campo de adoctrinamiento", a lo que se suma que 44 de los 69 muertos tenían "puestos de responsabilidad" en AUF, aunque políticos y periodistas merezcan "más" la muerte que ellos, dijo Breivik, según medios digitales noruegos presentes en el juicio.
"Tal y como yo lo veo, todos los que están vinculados al Partido Laborista y a los ministerios deberían disculparse con todas mis hermanas noruegas que han sido violadas por musulmanes", afirmó. Breivik trató de justificarse diciendo que, aunque sabe del "sufrimiento" que ha causado, se trata de "una pequeña barbarie para impedir otra barbarie mayor", la destrucción de la cultura y del pueblo noruego a manos de los defensores del "multiculturalismo". "Si te dan un plato con excrementos para que lo comas, va contra la naturaleza humana hacerlo. No quieres hacerlo", señaló en una analogía escatológica sobre lo antinatural del hecho de matar.
El ultraderechista noruego, de 33 años, añadió que él también ha sacrificado "todo", familia y amigos incluidos, si bien no quiere buscar la compasión de nadie. No obstante dijo que fue su "conciencia" la que le impidió matar a la tripulación del transbordador que lo llevó a la isla, porque no eran activistas políticos, a pesar de que sabía que luego las fuerzas especiales del Ejército podían usar el barco para apresarlo. "Tenemos tanta legitimidad como tenían Fidel Castro y el 'Che' Guevara cuando intentaron quitarle el poder en Cuba a un gobierno soberano", afirmó Breivik para justificar la lucha de los "nacionalistas militantes" como él.
Breivik se mostró molesto en varias ocasiones con el fiscal Svein Holden, que hoy llevó el peso del cuestionario y a quien acusó de sacar de contexto fragmentos de su manifiesto ideológico para "ridiculizarlo" delante del tribunal y de los cuatro psiquiatras que lo han examinado hasta ahora, con resultados opuestos. El ultraderechista noruego no quiere que lo declaren enfermo mental, y por tanto no responsable penalmente, como lo hizo el primero de los dos exámenes psiquiátricos que se le han hecho.
"Si fuera un 'yihadista' barbudo, no me habrían hecho un estudio psiquiátrico. Porque soy un militante nacionalista, me expongo al racismo más duro, que quiere deslegitimar lo que defiendo", dijo. Al término de la vista, los jueces difundieron una petición de la Comisión de Medicina Forense, organismo encargado de aprobar los informes mentales, reclamando a los dos psiquiatras que han hecho el segundo examen que envíen una declaración complementaria.
La comisión ha pedido a Agnar Aspaas y Terje Tørrisen que repasen la validez de las pruebas a que sometieron a Breivik para descartar que éste los haya engañado respondiendo de forma estratégica, además de lamentar que no hayan recogido información sobre la niñez y la época adulta del extremista mientras vivía con su madre. Los psiquiatras anunciaron que tendrán lista la declaración complementaria a finales de esta semana. El juicio continuará mañana con las declaraciones de los primeros testigos de la acusación.