Lluvias torrenciales

Las fuertes lluvias de junio ocasionan pérdidas en los cultivos de ajo

España es el mayor exportador mundial de ajo, y Castilla-La Mancha lidera la producción nacional. Pero las lluvias de finales de mayo y junio están amenazando casi la totalidad de la cosecha esperada.

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Las tormentas y fuertes lluvias de esta semana han dejado inundaciones en muchos cultivos de toda España. Por ejemplo, en Castilla-La Mancha. En la zona de Las Pedroñeras (Cuenca), lugar de mayor producción de ajo, la cosecha peligra. Es tiempo de que los ajos de variedad temprana, que han pasado todo el año bajo tierra y ya están maduros, ahora se oreen, se sequen al aire libre. Pero sigue lloviendo sobre mojado, y la humedad dificulta mucho esta tarea.

"Esto es una pena, no vale. Ahora mismo todo esto está negro. Las pieles... Las capas negras están traspasando las últimas", explica Julio Bacete, agricultor y Presidente de la Cooperativa Ajos de Las Pedroñeras. Debido a la humedad, los ajos están adquiriendo un aspecto ennegrecido, y eso les resta calidad. Pero solo por fuera. Por dentro, el diente está en perfecto estado y es igual de comestible que si se tratara de un ajo completamente blanco.

"La piel está negra, pero por dentro el ajo se puede comer"

Julio Bacete, Presidente de la Cooperativa Ajos de Las Pedroñeras

¿Cuál es el problema? Que con ese aspecto los ajos no pueden comercializarse. "El consumidor quiere ver un ajo blanco, impoluto. No quiere ver pieles negras porque piensa que el ajo está malo". Pero la mayoría de los ajos que hay por estos terrenos se encuentran así. "Prácticamente, está estropeado entre el 80 y el 90%".

"Hemos acostumbrado al consumidor a que sea todo tan puro, tan impoluto... Que ahora no entienden que puede venir un mal año para el campo y que el producto puede que no esté como esperaban. Nos gustaría pedir al consumidor un poco de solidaridad con este producto este año", implora Bacete, "que entienda que las condiciones climáticas no han sido las mejores".

"Pedimos al consumidor que entienda las condiciones climáticas de este año"

Julio Bacete, Presidente de la Cooperativa Ajo de Las Pedroñeras

"No ha llovido en todo el año, y va y llueve ahora, cuando no tiene que llover". Los agricultores de la zona estiman que han caído cerca de 200 litros. Sin perspectiva de que cesen las tormentas, la humedad persistente de estas últimas semanas ocasiona además otro problema: la posible aparición de plagas. "Tenemos cerca de un 80% de humedad. Es uncaldo de cultivo, un ambiente especialmente propicio para las enfermedades que le vienen a las plantas. Por ejemplo, la roya, en el caso de los ajos", lamenta Bacete.

Los ajos se dejan sobre la tierra porque no hay capacidad suficiente para almacenar todo bajo techo. Pero aún así, en los secaderos, también tienen problemas debido a la humedad. "El ambiente húmedo se mete por todas partes... Estos ajos en una semana, en condiciones normales, estarían secos. Ahora mismo, pueden estar un mes y todavía no estar secos ni aptos para comercializar", cuenta Antonio Escudero, Vicepresidente de la Asociación Nacional de Productores y Comercializadores del Ajo (ANPCA), y de ASAJA Cuenca.

"Pelar los ajos hasta dejarlos blancos costaría mucho más que lo que vale el ajo en sí"

Antonio Escudero, Vicepresidente de ANPCA

"Estos ajos se podrían pelar para quitarles las pieles negras y dejarlos un poco más blancos. Pero solo en el rato que llevo aquí intentando hacerlo, ya costaría más la mano de obra que habría que contratar, que lo que vale el producto en sí", se queja Escudero. "Los clientes internacionales, sabiendo como ha venido la campaña, ya ni nos preguntan si tenemos ajos, porque saben que no los van a vender".

Por eso, los productores auguran que este año tendrán que comercializar esta variedad de ajo de otra forma: "como diente pelado, triturado, o como alimento para los animales". Obviamente, a un precio bastante menor. La esperanza está puesta en la cosecha de ajo morado, que es más tardío. Aún quedan cerca de tres semanas para la recogida, y confían en que el cielo, para entonces, dé una tregua.

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