Galicia

Antonio Acuña lleva 42 años dirigiendo el club que fundó: "Es un equipo de barrio para el barrio"

A sus 67 años sigue igual de ligado al club Treboada San Salvador Fútbol Sala que creó para su hermano y amigos hace más de cuatro décadas.

Antonio Acuña, presidente del Treboada San Salvador F.S.

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Entrar al pabellón de Teis (Vigo) con Antonio Acuña (1957) es sentir que estás en familia. Pero es que allí son literalmente una familia. Este vigués creó hace 42 años el Treboada San Salvador Fútbol Sala porque su hermano (al que le saca 17 años) no tenía dónde jugar con sus amigos. Empezaron en el Colegio San Salvador, de ahí parte de su nombre, aunque hoy entrenan y juegan en el pabellón municipal de Teis. Todavía hoy se acuerda de los nombres de aquellos nueve niños que conformaron el primer equipo.

Los comienzos de un club humilde

Empezaron a entrenar y a jugar partidos amistosos en aquellas pistas de tierra y, entonces, se federaron al poco tiempo. Así, él se convirtió en el presidente del club, además de entrenador, ambos cargos que ostenta todavía hoy, tras más de cuatro décadas. De hecho, entrena a dos equipos, tanto de los más pequeños como los más mayores. Siempre se puede encontrar a Antonio en el pabellón desde las seis de la tarde a las once de la noche los martes y los jueves, a pié de cañón.

El nombre del club vino después de la creación de la propia agrupación deportiva: “Yo siempre quise ponerle un nombre en gallego”. Un día, mientras lo pensaba con su hermano, tronaba. Pensaron rápidamente en llamarlo 'treboada', que significa tormenta en gallego.

“El primer año que jugamos federados, en la temporada del 83/84 ganamos la liga y la Copa de Vigo sin perder ni un solo partido”, cuenta con una sonrisa el presidente. Más tarde, en 1992, los cadetes fueron al Campeonato de España a Valladolid y quedaron cuartos. Lo dice, todo, con mucho orgullo, aunque reconoce también que entonces eran menos equipos los que jugaban.

Del barrio para el barrio

En estos 42 años han pasado muchas generaciones por este humilde club de barrio. De hecho, algunos de los abuelos y padres de los niños que ahora están entrenando en el fútbol base del club fueron jugadores en su momento. “Somos como una familia”, añade Antonio. Y tanto: los entrenadores y entrenadoras fueron jugadores y son padres y madres de algunos de los que hoy están jugando.

En estos más de cuarenta años Antonio ha registrado muy buenos recuerdos y las cosas han ido cambiando. Ahora, por ejemplo, ya no tienen equipo femenino. Pero tiene muy buen recuerdo de todas las generaciones que han ido pasando.

¿Llegará a los 50 años de presidencia?

Le hace gracia que se lo pregunten. Porque no, Antonio no se aferra al cargo de presidente del club. Lleva 42 años dirigiéndolo porque todavía no ha encontrado relevo: “La gente joven a la que se lo ofrecí no quiere esta responsabilidad”. Fueron varios los candidatos y candidatas que tuvo en cuenta pero, sin embarto, no hay quien se comprometa a cumplir sus labores.

“El tiempo lo dirá”, sentencia Antonio sobre cuándo dejará su título. De momento se dedica a gestionar la parte más ardua del club, “lo que viene siendo el papeleo”, dice entre risas.

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