Cuerpo humano
La desconocida importancia del dedo meñique: nuestra mano perdería un 50% de fuerza si no lo tuviéramos
El dedo meñique es considerado uno de los "dedos olvidados" en la mano, y que menos importancia tiene. Pero, en realidad, es sumamente importante, ya que, si no lo tuviéramos, nuestra mano sería un 50% más débil.
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Tradicionalmente, tendemos a dar importancia a todas las partes de nuestro cuerpo. También a los dedos de nuestras manos. El pulgar solemos utilizarlo para indicar que todo va bien. El índice, para indicar o señalar algo. El dedo corazón, para emplear un insulto. El anular, para colocar los anillos. Pero, ¿qué hay del dedo meñique? ¿Es realmente un dedo inútil que solo tiene la función de estar ahí como un dedo más o tiene una función primordial en nuestra mano?
Lo cierto es que sí, y por una razón muy llamativa. El dedo meñique es considerado el bastión principal de la fuerza en nuestra mano. Si no contáramos con él, nuestra mano perdería un 50 % de fuerza, algo que podría llegar a extenderse al brazo, e incluso hacer que nuestra musculatura sea más débil. Y todo por un dedo, que, aunque parece irrelevante, lo cierto es que juega un papel trascendental a la hora de tener la musculatura de nuestra mano en correcto funcionamiento.
El principal factor por el cual tiene tanta importancia a la hora de mantener firme la musculatura de la mano es que está situada en uno de los laterales de la propia mano, por lo que una parte considerable de la misma se vería gravemente afectada a la hora de continuar funcionando si el dedo meñique no estuviera presente. Esto demuestra, una vez más, que todas las partes de nuestro cuerpo tienen una función asignada, incluso aquellas que menos esperamos.
Cada parte del cuerpo tiene su función
Aunque parezca que no, todas las partes del cuerpo cumplen algún propósito. Tanto es así, que podemos poner como ejemplo la vesícula, siempre considerada socialmente como inútil. No obstante, también tiene su propia función; almacena la bilis procedente del hígado, estando este último situado debajo de la vesícula. Las personas a quienes se le extrae suelen tener una alimentación más delicada, dado que no todos los alimentos pueden sentarle bien al cuerpo.
Ahora, los científicos han puesto el foco en posibles "sustitutos" para partes del cuerpo que deban ser reemplazadas. Ya sucede con las manos y las piernas, haciéndose implantes para poder sustituir las extremidades originales, o haciendo trasplantes de corazón, de vesícula o de hígado, por ejemplo. Aún faltan otras partes a las que buscar un "reemplazo", como es el caso del cerebro, algunos huesos o determinadas zonas de la anatomía humana que aún deben ser exploradas con más detalle para poder funcionar a pleno rendimiento en el futuro, por si acaso existiera algún tipo de contratiempo con ellos.
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