Bebé durmiendo en el regazo de Bernard durante el vuelo

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"QUEJARSE NO SIRVE PARA NADA"

La reacción de una mujer al llanto de un bebé en pleno vuelo que se ha vuelto viral

Una madre de dos niños decidió ayudar a otra totalmente desconocida en un vuelo, cuyos hijos no paraban de llorar. La joven reflexiona así sobre si se ha perdido la educación y la empatía a cambio de sólo criticar este tipo de situaciones sin contribuir a solucionarlas.

Para mucha gente lo peor que les puede pasar durante un trayecto en algún medio de transporte, ya sea tren, autobús o avión, es que les toque cerca de su asiento un niño o un bebé, con los llantos, ruidos e incomodidades que eso conlleva.

El debate polarizado entre los defensores de los niños y sus detractores ha vuelto a viralizarse en las redes sociales gracias a una madre y fotógrafa estadounidense llamada Kesha Bernard, que, según recoge Fox News, ayudó a otra madre en un avión ante la pasividad del resto del avión, quien criticaba la actitud de los bebés.

Al parecer, y según relata la propia Bernard en un post publicado en su Facebook y que ya ha sido compartido más de 100.000 veces en apenas unos días, ella, madre de dos niños, cogió sola un vuelo de Alaska Airlines desde Seattle y vio cómo ante los llantos desesperados de los menores, la gente no sólo no hacía nada ni empatizaban con la madre de los pequeños, sino que miraban mal a los niños que lloraban y se lo echaban en cara a la progenitora, que iba sola con los pequeños y sin ayuda.

La joven mamá, lejos de quejarse como el resto de pasajeros, les dio una lección: en lugar de quejarse, algo con lo que según ella no se consigue paliar la situación, decidió actuar.

Cogió uno de los bebés que estaban llorando de una madre desconocida y lo acurrucó e su regazo hasta que se durmió y dejó de llorar y así durante todo el vuelo. Lo que Bernard quiere reivindicar con este gesto altruista es que insultar, poner mala cara, no empatizar y quedarse de brazos cruzados no sólo no para la situación molesta, sino que hace sentirse al afectado aún peor.

La fotógrafa, que admite que a a ella misma como a todos, le molestan también los ruidos, llantos y patadas en los asientos de los aviones se pregunta entonces si esos adultos que piden educación a los niños son tan o más maleducados que ellos porque, a pesar de ser supuestamente maduros y tener conciencia se comportan mal al no intentar ayudar, ya que, según la fotógrafa, ni siquiera las azafatas hicieron nada por ayudar a la madre de los bebés que lloraban.

Además, la autora del post también se queja de que quienes no soportan a los niños en los viajes no se quejan de algunos adultos que a pesar de su edad son tan molestos como los niños, al hablar muy alto o realizar otros comportamientos molestos.

En los comentarios, algunas madres explican experiencias similares en las que alguien les echó una mano durante un viaje, mientras que otras contaban sus temores frente a un próximo vuelo ante las malas reacciones del resto de pasajeros: "He viajado mucho con niños. No es fácil", escribía una madre.

El debate ha llegado hasta las empresas, por ejemplo, tres aerolíneas asiáticas han creado "zonas tranquilas" en sus vuelos, en los que no pueden entrar menores de 12 años. Pero no hace falta irse a otro continente para encontrar ejemplos: en el vagón de silencio del AVE no se permite la entrada a menores de 14 años. Algunos letrados consideran estas medidas como una discriminación previa y algo ilegal, si bien es cierto que la demanda es creciente en busca de la tranquilidad de viajar sin menores, ya que incluso hay hoteles sólo para adultos.

Todo un tema polémico para reflexionar sobre si la educación es algo más que la edad y se ha perdido.

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