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Una nueva vida
Asuman se refugia en Ifakat y descubre el verdadero poder del apellido Korhan
Expulsadas y humilladas, Asuman e Ifakat mantienen una conversación que desnuda la hipocresía de los Korhan y su forma de juzgar a las mujeres.
Asuman llega destrozada a casa de Ifakat tras la difusión del vídeo íntimo y su expulsión. Sin apoyo ni respuestas, solo arrastra culpa y miedo. Ifakat, lejos de su dureza habitual, la consuela y señala una verdad incómoda: fuera del apellido Korhan no existe protección, solo juicio.
La charla va más allá. Asuman confiesa su error tras la muerte de Fuat, quedarse en una familia que exige a una viuda dejar de ser mujer. Ifakat entiende, quizá tarde, que en los Korhan el hombre nunca peca: la culpa siempre se queda en casa.