El joven de 16 años que asesinó a Leticia Rosino sufría malos tratos de su padre, al que intentó inculpar

El asesino confeso de Leticia Rosino siguió cuidando de las ovejas de la explotación familiar después de cometer el brutal crimen. Después de golpear salvajemente a Leticia con piedras hasta causarle la muerte a pesar de los intentos de la mujer por huir. Después arrojó el cadáver a un terraplén que hay detrás de la planta de residuos, a escasos metros de donde pastoreaba, y siguió como si nada. Con una sorprendente sangre fría se encontró poco después con un vecino al que dijo que no había visto nada.

Incluso se incorporó al grupo de voluntarios que buscaban a la joven. Sin la menor contemplación acusó a su propio padre cuando hallaron el cadáver. Tranquilo, con las manos metidas en el bolsillo, estuvo durante la reconstrucción de los hechos, frente a frente a su padre esposado.

Solo confesó cuando las pruebas le acorralaron. Sus incongruencias, los detalles tan precisos que conocía del crimen, pero también la sangre hallada en una de sus prendas de vestir tras el exhaustivo registro efectuado en el domicilio familiar, que tras cotejar con el ADN de la víctima, le situó en el lugar del asesinato. Un adolescente muy conflictivo, así lo definen sus vecinos de Castrogonzalo.

Criado en una familia desestructurada, abandonado por su madre, vivía desde que era un niño pequeño únicamente con su hermano mayor y su padre, del que recibía continuas palizas . Ahora, permanecerá ingresado un máximo de 9 meses en régimen cerrado, en el centro Zambrana de Valladolid, hasta que sea juzgado por el asesinato de Leticia Rosino. La autopsia de la víctima determinará si además hubo agresión sexual. De momento, y a pesar de que el cadáver estaba semidesnudo, el menor niega la violación.