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ENCUENTRAN ADN DEL HIJO EN EL CUERPO DE LA MADRE
Detenido el hijo de la abogada asesinada en Puerta de Hierro
El crimen de Puerta de Hierro, que terminó con la vida de una abogada el día que España ganó la Eurocopa, se acaba de resolver de manera inesperada. El hijo y único testigo, ha sido detenido como presunto autor de su muerte.
Diversos indicios incriminan, sin ningún género de dudas al hijo de María Ángeles Lousa. Así lo aseguran fuentes judiciales a tenor de las distintas pruebas que obran en su poder y que han acabado con la detención de Ramón María Sánchez Lousa, de 32 años, como autor del crimen de su propia madre. Los agentes de homicidios que iniciaron las investigaciones observaron desde un primer momento algo raro en el caso. La urbanización Fuentelarreina, de poder adquisitivo alto, se caracteriza por chalés con grandes muros de más de tres metros de alto construidos con granito y con vallas metálicas.
Si la principal hipótesis era que habían entrado unos ladrones a robar desde la parte trasera del chalet, concretamente desde un edificio contiguo, que ocupa la embajada de Costa de Marfil, ¿por qué la vivienda no estaba forzada?. No hallaron pisadas en los alrededores, ni señal de forzamiento en las puertas, ni cristales rotos. Y lo que es más importante. Las cámaras de seguridad del chalet no captaron nada sospechoso. Ningún coche desconocido. Ni siquera sufrieron algún sabotaje que hubiera entorpecido la grabación.
Dentro de la vivienda nada hacía corroborar tampoco la tesis del robo. La habitación de la víctima estaba revuelta, pero no faltaba nada de valor. La explicación del hijo, ahora sospechoso, fue que sorprendió a los ladrones cuanto entró en la habitación, que le golpearon en la cabeza y se dieron a la fuga. Pero si en un primero momento aseguraba que se trataba de 3 encapuchados, ante la policía dudo y rebajó el número a dos. Pero nadie de la casa escuchó ni vio a nadie. Ni el padre, ni la novia del sospechoso desde el porche, ni la empleada del hogar que estaba en la cocina, ni el perro, un golden terrier, oyeron nada extraño que hubiera puesto en alerta a la familia.
La prueba más contundente estaba en el propio cuerpo de la víctima. Los agentes de la policía científica recogieron de las uñas de la abogada restos capilares. Los resultados despejaron todas las dudas, el perfil genético coincidía con el del hijo de la víctima. La última incógnita que queda tan solo por resolver es el móvil del crimen. Sólo Ramón podrá confesar por qué mato supuestamente a su propia madre.
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