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EL DÍA DESPUÉS DE LA TRAGEDIA

"Los materiales se pueden reponer, son las vidas las que se han perdido para siempre"

Los vecinos de Lorca intentan recomponer sus vidas después de pasar la noche fuera de sus casas. Lágrimas y miedo inundan las calles de una localidad que tiene muy presentes las nueve vidas que se llevó el seísmo.

Muchas lágrimas e historias dramáticas, eso es lo que se respiraba en Lorca después del terremoto. Familias que saben donde alojarse hasta que recuperen su vivienda y otras que por miedo a una replica se marchan de Lorca y se refugian en los alrededores del municipio.

Algunos se han atrevido a entrar en sus viviendas el día después del terremoto para comprobar los daños causados por el seísmo. Escalando muros y arriesgando sus vidas algunos vecinos de Lorca han querido comprobar de primera mano, qué quedaba de sus casas.

Juan es uno de los vecinos que ha tenido suerte ya que los daños materiales de su inmueble no van más allá de las grietas de la pared. Otros, como el párroco de la iglesia de San Diego donde el seísmo hizo que el campanario se viniera abajo siguen con el miedo en el cuerpo. "Los materiales se pueden reponer son las vidas las que se han perdido para siempre", comenta el párroco entre lágrimas en referencia a las nueve personas que perdieron la vida en el seísmo.

Los comerciantes también han sufrido los daños del terremoto, mercancía por el suelo y daños materiales en los establecimientos ha sido lo que se han encontrado quienes regentan un establecimiento. Lorca presenta hoy una imagen de ciudad fantasma, la gente permanece asustada en las calles o huye a otros pueblos para alejarse del centro de la tragedia.

 

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