Fotografía de la operación facilitada por la Guardia Civil.

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DISTRIBUÍA A VARIOS PAÍSES

La Guardia Civil desmantela un laboratorio en Teruel que distribuía fármacos ilegales

Los agentes de la Guardia Civil han desmantelado una organización que distribuía medicamentos ilegales, fabricados en India y China pero con etiqueta de marca española, por varios países. La organización contactaba con distribuidores legales en países con una legislación más flexible para su distribución. Los medicamentos se distribuían sin las medidas sanitarias de conservación y transporte.

En el marco de la 'operación Ayúrveda' la Guardia Civil ha desmantelado una trama internacional liderada por un laboratorio de Teruel que distribuía medicamentos ilegales por países de varios continentes, fabricados en India y China pero con etiqueta de marca española, y ha detenido e investigado a 16 personas en varias provincias. La organización comercializaba fármacos para dolencias graves como leucemia, psicosis, síndromes de ansiedad o afecciones cardíacas.

La investigación comenzó gracias a la denuncia de un laboratorio iraní que, tras haber encargado y pagado 70.000 euros por una remesa de medicamentos al laboratorio español, nunca llegó a recibir el pedido ni le devolvieron el dinero que había abonado por ellos.

El propietario del laboratorio Desarrollos Farmacéuticos Bajo Aragón (Defabar), ubicado en Alcorisa (Teruel), era el cabecilla de la trama y el administrador único de otro laboratorio, Raga, ubicado en la misma sede que el anterior. A este hombre, de unos 56 años, el juez que se ha hecho cargo del caso le ha retirado el pasaporte y cada quince días tiene que presentarse ante el Juzgado de Instrucción número 2 de Alcañiz (Teruel).

En un primer momento, el propietario del laboratorio, que al menos venía actuando de forma ilícita desde 2012, introducía los principios activos de medicamentos desde India y China para después acondicionarlos en España y distribuirlos a países con una legislación más laxa en esta materia que Estados Unidos o la Unión Europea, donde la normativa es muy exigente. Pero a medida que cogió confianza, todo el proceso, incluido el etiquetado, se hacía en los laboratorios de esos países asiáticos con los que tenía esa relación. Unos laboratorios autorizados en esos países, pero que no contaban con la certificación europea.

La organización funcionaba de la siguiente manera: contactaba con distribuidores legales de países con legislación más flexible, como Arabia Saudí, Congo, Irán, Líbano o Panamá, para su distribución. Hasta esos países llegaban los medicamentos, con la etiqueta de fabricados en España, lo que les daba garantía de legalidad, y con el prospecto en el idioma correspondiente, que previamente se confeccionaba para que todo pareciera lícito. Siempre se transportaban en avión y por puertos francos, de tal manera que se eludía el control si en el tránsito se incluían países europeos porque, en realidad, no tocaban suelo comunitario salvo el del aeropuerto correspondiente.

Los investigadores han constatado que la trama no sólo ha movido medicamentos que han podido elaborarse de forma poco ortodoxa, sino que además los han distribuido sin las medidas sanitarias de conservación y transporte. Aunque no se ha cuantificado aún la cantidad de fármacos que han sido distribuidos de forma ilegal, los agentes han comprobado que algunos envíos llegaban a ser de 300 kilos.

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