Fuga
La Guardia Civil, en alerta a cualquier movimiento en la frontera con Portugal para dar con los peligrosos presos fugados
Los cinco delincuentes peligrosos se fugaron de una cárcel de alta seguridad cerca de Lisboa. Agentes de ambos países alertan ante cualquier movimiento que pueda dar con su paradero.
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Si los cinco presos fugados de una cárcel de alta seguridad cerca de Lisboa tratan de salir de Portugal por tierra lo tendrán difícil. Ésa, al menos, es la intención de la Guardia Civil de las provincias fronterizas.
Por el sur de Galicia, en la frontera portuguesa que linda con Pontevedra y Ourense, se han intensificado los controles y los agentes tienen las identidades y fotografías de los fugados. Las "rondas" habituales de la Benemérita en estas zonas son estos días, si cabe, más cuidadosas para darse cuenta del más mínimo detalle que pueda dar con estos cinco individuos.
Los Centros de Cooperación Policial y Aduanera (CCPA) hispano-portugueses, que en Galicia está en Tui y al otro lado del Miño en Valença, tramitaron estas comunicaciones para que todos los cuerpos policiales a uno y otro lado estuvieran alerta. También las recibieron en Badajoz, Salamanca, Huelva y Zamora. La colaboración es total.
Podrían tener relación con el crimen organizado
Se trata de una fuga que ha causado gran preocupación en Portugal. Las autoridades no han dudado en asegurar que los reos son capaces de matar si es preciso para continuar en libertad, por lo que su peligrosidad parece ser clara y evidente. Más aún después de las informaciones que apuntan a la relación que estos delincuentes tendrían con el crimen organizado y, por tanto, el acceso al dinero y los medios necesarios para esconderse y encontrar la manera de salir del país, bien por tierra, bien por mar.
Sus identidades han sido publicadas por todos los medios posibles para tratar de recabar cualquier dato. Son Fernando Ribeiro Ferreira (de 61 años de edad), Rodolf José Lohrmann (59), Mark Cameron Roscaleer (39), Fábio Fernandes Santos Loureiro (40) y Shergili Farjiani (33). Se cree que recibieron ayuda de, al menos, 3 personas para lograr salir del penal. Éstas no han podido ser identificadas por el momento.
El director general de Servicios Penitenciarios ha admitido un grave fallo de seguridad al producirse esta fuga en una cárcel, supuestamente, de alta vigilancia. Esta prisión, en la que hay 507 reclusos, tiene 50 puestos de vigilancia de los que solo estarían funcionando 33. Las torres de vigilancia habrían sido desmanteladas hacía poco, según apuntan varias informaciones, y la valla electrificada estaba desactivada de forma permanente.
El objetivo fundamental es dar con ellos, pero muchas voces apuntan ya a la necesidad de una investigación exhaustiva para dar con los errores que han permitido la fuga.
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