Un estafador hacía ‘el agosto’ vistiéndose con un falso uniforme de revisor de una compañía de gas. Apoyado de un maletín y con falsas facturas, nadie se podía imaginar que el revisor que acaba de llamar su timbre es un timador.
Sus principales víctimas son ancianos o inmigrantes. Después de realizar 'sus servicios', les pedía entre 90 y 200 euros. El último estafado ha sido un anciano, pero afortunadamente no habrá más. La policía no ha caído en su trampa y el delincuente ya ha sido detenido.
El falso revisor está acusado de cinco delitos de estafa, tres hurtos y un robo con violencia e intimidación.