Su padre al fallecer le dejó unas tierras y un gran solar, algo que Hacienda valoró en dos millones de euros y le exigió el pago de algo de menos de 50.000 euros por el impuesto de sucesiones. Sin embargo, dos años después Hacienda rectificó diciendo que no aceptaban una bonificación y le exigían entonces 600.000 euros que se ha convertido en dos millones sumando el impuesto, las multas, los intereses...
Su esperanza está en que se revise la tasación inicial de los bienes recibidos por su padre, que considera muy sobrevalorados. No tiene trabajo y es difícil que lo consiga sabiendo que tiene todos sus bienes embargados, por lo que su situación es extremadamente complicada.