Orgullo LGTBI
Campillo de Ranas, referente mundial del matrimonio igualitario en el mundo rural
Esta pequeña localidad de Guadalajara se ha convertido en símbolo para el colectivo LGBT desde que en 2005 decidió celebrar matrimonios del mismo sexo.

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"España no es solo Madrid, Bilbao o Barcelona; el mundo rural es muy duro. Hoy por hoy, el propio colectivo gay tiene miedo a salir del armario y no quiere crearse enemigos en una comunidad pequeña y cerrada. Pero yo insisto en que siempre hay que ser visibles", explica Francisco Maroto frente a la pintoresca iglesia de Campillo de Ranas, ubicada en la Sierra de la Arquitectura Negra de Guadalajara. Un enclave remoto que, gracias a su iniciativa, ahora atrae turistas de todo el mundo.
La decisión de Francisco, alcalde del pueblo desde hace dos décadas, supuso un antes y un después en 2005, cuando comenzó a oficiar bodas entre personas del mismo sexo. "Yo he casado gente de Islandia, Japón, Argentina, Noruega... salvo del Cuerno de África, creo que he casado gente de todas partes", comenta orgulloso.
Campillo de Ranas no celebra desfiles ni carrozas del orgullo, pero abundan las banderas arcoíris. Esta localidad montañesa se ha convertido en un auténtico refugio para el colectivo LGBT en el entorno rural. El impacto positivo ha trascendido lo simbólico, revitalizando económicamente esta comarca previamente deprimida.
Los vecinos acogieron con naturalidad la iniciativa: "Todo empezó como un acto militante mío, cuando varios alcaldes en España dijeron que objetarían contra el matrimonio igualitario. Desde entonces surgió un boom mediático, una ventana al mundo que ha impulsado esta iniciativa", relata Francisco.
Hoy en día, bodas y turismo rural conviven armoniosamente. 'El de Santiago' es uno de los 25 negocios que funcionan en un pueblo que cuenta solo con 156 habitantes. "Vienen los viernes y se van el domingo, es turismo rural con boda incluida", señala Lua, camarera en 'La Fragua, Jara y Lava'. Benito, el cocinero de este establecimiento, combina gastronomía castellana y canaria, ofreciendo una experiencia única en plena naturaleza.
Nieves, propietaria del restaurante 'Aldea Tejera Negra', destaca la singularidad del lugar: 'La lejanía, el encanto de la arquitectura negra, el paisaje, todo esto hace atractivo casarse aquí'.
En definitiva, Campillo de Ranas es hoy un modelo de visibilidad LGBT y desarrollo económico en el mundo rural, demostrando cómo el matrimonio igualitario puede revitalizar zonas rurales deprimidas.
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