Antonio Ortiz, el pederaste de Ciudad Lineal, huyó a Santander, a casa de unos familiares, en cuanto notó la presión policial en Madrid. Allí llevaba una vida aparentemente normal. Lo que más le preocupaba su físico. Como dato curioso, allí solía coincidir con policías y vigilantes jurados.
Su forma física era una de sus obsesiones. Antonio Ortiz, el pederasta detenido en Santander y acusado de las violaciones que tuvieron lugar en el barrio madrileño de Ciudad Lineal, es presumido y narcisista.
Nada más llegar a Santander acudió a un gimnasio muy próximo al domicilio de sus tíos. Antena 3 Noticias ha tenido acceso a su ficha. Ortiz se inscribió el pasado 7 de septiembre y solía entrenar dos horas diarias con pesas.
Los vecinos de la vivienda del madrileño distrito de Hortaleza donde supuestamente abusó de sus víctimas menores han mostrado su indignación e impotencia ante lo sucedido. "No han vivido nunca aquí", ni el detenido ni su madre, ha asegurado una vecina del inmueble, quien ha explicado que si alguna vez se cruzó con él acompañado de una niña se habrá limitado a darle los buenos días.
Ha insistido en que el arrestado no residía habitualmente en el piso, donde se han hecho obras de forma intermitente en los últimos ocho años.
La mujer ha mostrado su "impotencia" ante lo que ocurría en su edificio, cuyo garaje dispone de medidas de seguridad como cámaras y un vigilante, al tiempo que ha subrayado: "Aquí nunca había pasado una cosa tan horrible".
Su barrio de Santander está desconcertado y su tío rehuye las cámaras. Sin embargo, a escasos metros están los vecinos, quienes manifiestan su enfado, y quienes defienden a la familia.
El peredasta de Ciudad Lineal visitaba Santander con cierta frecuencia porque decía que quería desconectar del estrés de la capital. Educado, y siempre pegado a su móvil, frecuentaba un bar de allí con su tío. Todos lo conocían como el sobrino de Madrid, pero desconocían su oscura historia. La policía irrumpió en el piso de sus tíos y lo encontraron tumbado en un sofá.