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Caso Guardia Urbana

La acusada por el crimen del guardia urbano tenía el móvil de la víctima en su casa

Continúan las declaraciones del crimen de guardia urbano donde la pareja de la víctima y el amante de ella son el punto de mira de los investigadores.

Los Mossos d'Esquadra localizaron el teléfono del guardia urbano Pedro Rodríguez en el armario de su novia y compañera de trabajo Rosa Peral, la principal sospechosa de su asesinato y quien días antes había mostrado a la policía mensajes que supuestamente había recibido de la víctima cuando en realidad ya estaba muerto.

Desde el 3 de febrero un juzgado de la Audiencia de Barcelona juzga a la agente Rosa Peral, acusada por asesinado, junto a su compañero de trabajo y amante Albert López, a su pareja y compañero Pedro Rodríguez, en mayo de 2017.

El sargento ha insinuado que los mensajes que Pedro envió a Rosa son falsos señalalando que "los mensajes que nos enseña la primera noche se han hecho desde ese móvil y lo tenía Rosa. En su habitación. En el armario".

Haciendo referencia al registro que hizo la policía en la vivienda de la acusada en mayo, un día después de detenerla y dos semanas después del crimen, donde encontraron en el armario de su habitación documentación de Pedro, su cartera su placa policial y su móvil.

Este descubrimiento es una de las principales pruebas que incriminan a Rosa, ya que la noche del 4 de mayo, cuando los Mossos le avisaron de que había aparecido un cuerpo en el maletero del coche quemado de Pedro, esta les enseñó unos mensajes de la víctima.

De acuerdo con el testigo, la acusada le contó que se había peleado con su novio el día 2 y que este se había marchado de casa, pero que más tarde, sobre las 21:00 horas, le había mandado un whatsapp diciéndole que apagaría el teléfono. La reacción de Rosa cuando le dieron la noticia ya levantó las sospechas de la policía, dado que ni se mostró afectada ni quiso acudir inmediatamente a comisaría porque "tenía a las niñas en casa".

Lo que no reveló entonces y solo se supo después gracias al rastro telefónico es que Albert López, el otro acusado, estaba en el domicilio, el mismo al que había acudido también los tres días anteriores. Los investigadores tienen claro, por tanto, que el crimen lo cometieron "entre los dos" y argumentan que lo "planearon" porque Albert acudió a casa de Rosa de madrugada, cuatro horas después de la última y breve llamada entre ambos. "A partir de esa llamada de cuatro minutos con Albert se empieza a desencadenar el plan", ha resaltado el sargento antes de aclarar que si Rosa hubiera cometido el asesinato sola, "habría un whatsapp pidiendo ayuda".

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