Día Mundial de la ELA
¿Qué es la ELA? Cuáles son sus síntomas y tratamiento
Hoy celebramos el Día Mundial de la ELA y te contamos cuáles son los síntomas y el tratamiento de esta enfermedad neurodegenerativa.
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El 21 de junio se celebra el Día Mundial de la lucha contra la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA). En la jornada de hoy se celebran diversos eventos para recordar a todos el impacto que causa esta enfermedad. La fecha fue promovida por diversas asociaciones de pacientes que buscaban unir fuerzas alrededor del mundo con el objetivo de conseguir concienciación entre la sociedad, además de fomentar las diversas líneas de investigación que tan necesarias son con la ELA y para fomentar la salud.
Podríamos definir a la Esclerosis Lateral Amiotrófica, popularmente conocida como ELA, como una enfermedad neurodegenerativa que afecta a las células nerviosas del cerebro y de la médula espinal, lo que lleva a la degeneración de los músculos y, eventualmente, a la parálisis. La degeneración afecta tanto a las neuronas motoras de la corteza cerebral (neuronas motoras superiores) como a las del tronco del encéfalo y médula espinal (neuronas motoras inferiores).
La ELA tiene la consideración de enfermedad rara. Tienen esta denominación aquellas afecciones cuya prevalencia es inferior a 5 casos por cada 10.000 personas en la Comunidad Europea. En el caso de la ELA, los datos hablan de una incidencia de alrededor de 2 casos por cada 100.000 personas en todo el mundo. Una de las características de esta enfermedad es que puede afectar a personas de cualquier edad, aunque lo cierto es que la mayoría de casos de ELA se diagnostican en personas adultas situadas entre los 40 y los 70 años.
La sintomatología de la ELA
Los síntomas de la ELA suelen comenzar con debilidad muscular en alguna de las extremidades pero también con dificultad para hablar o tragar, o con cambios en la voz. A medida que la enfermedad progresa, la debilidad muscular se extiende a otras partes del cuerpo, lo que puede llevar a la parálisis y a la pérdida de la capacidad de hablar, tragar y respirar. La mayoría de las personas con ELA fallecen en un plazo de 2 a 5 años después del diagnóstico, aunque esta cifra es muy variable.
La causa exacta de la ELA es desconocida, aunque se cree que una combinación de factores genéticos y ambientales pueden ayudar de alguna forma al desarrollo de la enfermedad. Alrededor del 10% de los casos de ELA son hereditarios, lo que significa que la enfermedad también se puede transmitir de padres a hijos. Los casos no hereditarios, o esporádicos, pueden ser causados por una combinación de factores genéticos y ambientales, como la exposición a toxinas o lesiones físicas.
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El diagnóstico de la ELA se basa en los síntomas clínicos y en una variedad de pruebas, como la electromiografía, que mide la actividad eléctrica de los músculos, y la resonancia magnética, que puede detectar cambios en el cerebro y la médula espinal. Actualmente no existe una cura para la ELA, pero hay tratamientos disponibles que pueden ayudar a retrasar la progresión y a disminuir los síntomas.
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