Los españoles son los europeos que más dolor corporal sufren

España presenta la mayor prevalencia del dolor corporal (63% de la población) de los 15 países europeos participantes en el Barómetro del Dolor 2017. Espalda, cuello y lumbares son, por este orden, las partes del cuerpo más afectadas. Por el contrario, el dolor de cabeza no es tan frecuente como cabría esperar: solo dos de cada diez lo sufren semanalmente. Con este dato España se sitúa entre los diez países con menor incidencia del dolor de cabeza.

Promovido por Voltadol en 32 países, el Barómetro del Dolor es el mayor estudio mundial sobre el dolor realizado hasta la fecha y analiza por primera vez no solo la vertiente física del dolor, sino también sus consecuencias en el bienestar emocional, la vida familiar, el rendimiento laboral, e incluso, la economía nacional.

Si bien cada país convive con el dolor de una manera distinta según su cultura, todos coinciden en las consecuencias para la calidad de vida. En España cerca del 75% de las personas que sufren a menudo dolor corporal o de cabeza admiten que esta situación perjudica su calidad de vida. Una percepción que aumenta entre mujeres, personas entre 35 y 54 años, trabajadores y padres de niños menores de 12 años.

Este impacto no se siente solo en músculos o articulaciones, sino que también alcanza el bienestar emocional. El dolor es fuente de preocupación o ansiedad en la mayoría de quienes padecen dolor de cabeza (94%) y dolor corporal (93%). Por ello, no es de extrañar que estas personas tengan problemas para dormir y cerca de la mitad no salga de casa por culpa del dolor.

Una de las conclusiones más novedosas del Barómetro del Dolor es la dependencia entre dolor y rendimiento laboral. Para más de la mitad de los encuestados su trabajo constituye una de las causas de su dolor corporal o de cabeza.

Solo dos países, Polonia y Portugal, superan a España en esta relación causa-efecto. Y a la vez que el trabajo contribuye al dolor, este afecta al rendimiento del trabajador. Así, una cuarta parte de los españoles reconoce que la calidad de su trabajo es peor por este motivo.