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MÁS TENSIÓN ENTRE ESTADOS UNIDOS E IRÁN

El presidente iraní anuncia que no limitará la producción de uranio

Irán no abandona el pacto, como ya hizo Estados Unidos, pero no limitará su producción de uranio enriquecido dentro de su programa nuclear.

El presidente iraní, Hasan Rohaní, aseguró que la reducción de sus compromisos nucleares es una medida dirigida a "salvar" el acuerdo nuclear de 2015, y que Irán "no ha elegido el camino de la guerra, sino el de la diplomacia". Añadió que "el acuerdo sigue en pie. Anunciamos nuestra reducción, no nuestra salida (...) El acuerdo necesita una cirugía, esta es para salvarlo y no para destruirlo", subrayó el presidente en un discurso televisado, justo cuando se cumple un año de la retirada de Estados Unidos del histórico pacto nuclear.

Es la respuesta de Irán al anuncio hace unos días por parte del Departamento de Estado de EE.UU., la imposición de nuevas sanciones contra Irán, en esta ocasión "con el objetivo de endurecer las restricciones al programa nuclear del régimen" de Teherán: "A partir del 4 de mayo, cualquier ayuda para aumentar la planta nuclear iraní de Bushehr, más allá del reactor ya existente, será sancionable. Además, cualquier actividad para transferir uranio enriquecido fuera de Irán a cambio de uranio natural podría ser sancionable", según un comunicado del departamento de Exteriores estadounidense. Con estas medidas, Washington pretende "impedir a Irán cualquier camino que le lleve a lograr un arma nuclear", agrega la nota.

La central nuclear de Bushehr, en el sur de Irán, comenzó a construirse en la década de 1970 con ayuda alemana, pero el proyecto se interrumpió tras el triunfo de la Revolución Islámica en 1979 y no se reanudó hasta febrero de 1998, tras firmarse un acuerdo con Rusia. Pese a que su construcción se prolongó durante años debido a la oposición occidental, la planta entró en funcionamiento en agosto de 2010 y alcanzó su pleno rendimiento en junio de 2013. En octubre de 2017, Teherán comenzó la construcción de dos nuevos reactores con el objetivos de lograr una capacidad de producción de unos 2.100 megavatios. El proyecto, con una inversión de unos 10.000 millones de dólares, corre a cargo de la Compañía de Producción y Desarrollo de Energía Nuclear de Irán y de la Corporación de Energía Atómica estatal rusa (Rosatom), que suscribieron un acuerdo en noviembre de 2014.

En mayo de 2018, EE.UU. decidió abandonar el tratado nuclear firmado con Irán en 2015, alegando que ese país estaba aprovechándose del acuerdo para desarrollar un programa de armamento nuclear, algo que fue rechazado por el resto de naciones signatarias: Rusia, China, Francia, el Reino Unido y Alemania.

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