Pensiones Francia
La izquierda francesa consigue que no se apruebe la reforma de las pensiones presentando miles de enmiendas
Además de aumentar la edad mínima de jubilación a 64 años, la reforma busca adelantar a 2027 la subida de un año del período de cotización necesario para disfrutar de una pensión completa.
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La reforma de las pensiones en Francia ha dejado una agitada sesión en la Asamblea Nacional. Los diputados ni siquiera pudieron votar los puntos esenciales del plan porque la izquierda presentó miles de enmiendas.
La discusión debía terminar a la medianoche por exigencia legal, pero la Asamblea Nacional lleva días avanzando muy lentamente sobre los miles de enmiendas presentadas por la izquierda, por lo que la cámara baja del Parlamento francés no podrá votar el discutido artículo 7, que estipula subir la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años.
Cambios en la reforma
Además de aumentar la edad mínima de jubilación a 64 años, la reforma busca adelantar a 2027 la subida de un año del período de cotización necesario para disfrutar de una pensión completa, que ahora está previsto para 2035.
El Gobierno argumenta que sin esos cambios el sistema de pensiones generará un déficit creciente que alcanzará 12.500 millones de euros para 2030, mientras que la izquierda duda de esas cifras y propone que se tasen las grandes fortunas y los beneficios de las principales empresas para financiar ese agujero.
La reforma tiene la oposición frontal de la izquierda (LFI, socialistas, comunistas y ecologistas) y de la ultraderecha. Por ello, el Gobierno, que no tiene la mayoría en el Parlamento, necesita el apoyo del único partido que le queda como posible respaldo: el conservador Los Republicanos (LR).
Los votos de LR son necesarios para la aprobación del proyecto, ya que el oficialismo carece de mayoría absoluta y la izquierda y la extrema derecha se oponen también al proyecto.
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Los sindicatos prometen seguir dando pelea en la calle. En concreto, barajan una gran movilización para el 7 de marzo, con huelgas que paralicen el país y hagan sentir al Ejecutivo y a sus potenciales aliados la presión de la calle contra la polémica reforma.
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