Viaje de Sánchez a Pekín

El Gobierno confía en que China no entregará armas a Rusia

Fuentes diplomáticas aseguran que no hay indicios de que Xi Jinping vaya a involucrarse con armamento en un conflicto que le incomoda y en el que ha decidido buscar una salida.

Publicidad

Xi Jinping no ha utilizado la palabra "guerra" ni tampoco ha mencionado a Ucrania cuando ha dedicado unas palabras a Pedro Sánchez en el gran salón del pueblo de Pekín. Pero sí ha destacado que su país quiere hacer "contribuciones a la paz" al lado de España.

No hay otra lectura posible de esas declaraciones, en el contexto actual, que la voluntad manifiesta de colaborar en busca de ese fin. Y obtener eso de boca del líder chino es un éxito, según fuentes diplomáticas consultadas por Antena 3 Noticias. La delegación española que regresa de Pekín lo hace satisfecha. No porque haya habido resultados tangibles en las conversaciones de Pedro Sánchez con Xi, sino porque, entre otras cosas, China ha verbalizado que reconoce la existencia de un estado, Ucrania, y que ha de respetarse su soberanía y su integridad territorial en el marco que establece Naciones Unidas.

Es cierto que Xi no ha desvelado sus cartas ante Sánchez. No ha explicado qué va a hacer a partir de ahora. No ha dicho si hablará con Zelenski, tal y como le ha pedido el presidente del Gobierno. Pero sí ha tomado nota de la propuesta española, la primera que le llega en ese sentido. El listón que ha dejado el presidente está "muy alto", a juicio de las citadas fuentes. Las próximas visitas que recibirá Xi serán las del presidente francés, Emmanuel Macron, y la de la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen. Ambos habrán podido comprobar de antemano que puede sugerirse al presidente chino que haga tal o cual cosa sin ser expulsados de su despacho. Y eso, insisten las fuentes, es lo que ha hecho el presidente del Gobierno "con valentía".

Aunque no de forma inmediata, España espera que China se involucre en hablar con Ucrania, después de haber recibido la invitación del presidente del país invadido. Volodimir Zelenski no rechaza el plan de doce puntos de Xi para su país, sino que quiere discutirlo y conocerlo de primera mano. Pero toda solución de paz, creen en el Gobierno y en la Unión Europea, debe recibir en primer lugar el visto bueno de Kiyv.

Si ese diálogo no se produjera, en el Gobierno confían al menos en un mínimo: que Xi Jinping le diga activamente al presidente ruso que hay que empezar a pensar en soluciones. Lo que dan prácticamente por sentado es que Xi no se involucrará "para mal", aportando armas al invasor. Aseguran que no se trata de mera confianza, sino de indicios. Y no ven ninguno que indique que el presidente chino quiera ser visto como suministrador de armas de un hombre que está buscado por crímenes de guerra por la Corte Penal Internacional. Xi no quiere la guerra. No le interesa. Le incomoda. China, tal como ha señalado su presidente, apuesta por la concordia, la armonía y la paz, una visión casi idílica del contexto mundial.

Sánchez, satisfecho con el viaje

En la reunión con el presidente chino, Pedro Sánchez ha evocado que China haya retomado el diálogo sobre derechos humanos con la Unión Europea. El marco en el que, según el Gobierno, deben producirse los contactos. Y según las fuentes, conocedoras de las conversaciones, el presidente chino no se ha caído de la silla en ese momento. Tampoco ha evitado hablar sobre Ucrania y ha definido a España como un amigo, una palabra que en diplomacia se usa con sinceridad, según las fuentes consultadas, y que revela el grado de relación que desean mantener con España. El gobierno ve de forma muy positiva que China quiera tener amigos en el mundo. Y ese es uno de los grandes objetivos del presidente del Gobierno y de su presidencia europea: impulsar el diálogo, el respeto a un orden internacional basado en reglas y reforzar las alianzas de los 27 con socios estratégicos que se traten en igualdad de condiciones. El objetivo de dejarlo claro delante del presidente chino está cumplido. Si a eso se suma la apertura de una segunda sede del Instituto Cervantes en China y la firma de acuerdos comerciales, es más que suficiente para que, según las mismas fuentes, Pedro Sánchez regrese satisfecho de Pekín.

Publicidad