Frane Selak, el hombre con más suerte del mundo que sobrevivió a siete accidentes y le tocó la lotería

Frane Selak era un profesor de música croato al que se puede considerar la persona más, o menos, afortunada. Su historia comienza el invierno de 1962, cuando en un viaje en tren de Sarajevo a Dubrovnik se produjo un fallo en las vías que le hizo descarrilar y cayó al río.

Muchos de los pasajeros murieron por el impacto del accidente y ahogados en el río, mientras que Frane logró escapar y nadó hasta la orilla con el brazo roto.

Este incidente marcó el inicio de una serie de acontecimientos que se sucedieron en la vida de Frane durante los siguientes 40 años.

Un año después, viajando en un pequeño avión, cuando éste estaba en pleno vuelo el motor dejó de funcionar, la cabina perdió presión y el avión comenzó a descender velozmente, por lo que la puerta de la aeronave se desprendió y Frane salió despedido del avión.

El accidente dejó 29 muertos, mientras que la caída de Frane sobre un terreno ahuecado y blando de tierra, le evitó la muerte y solo sufrió algunas lesiones.

Los infortunios de Selak no terminan ahí, y apenas dos años después, en un trayecto en autobús, el hielo de la calzada sobre un puente hizo que las ruedas se deslizasen y el vehículo atravesara la barrera lateral de seguridad de la calzada y cayera a un valle. Cuatro pasajeros murieron en el accidente.

Después de estos tres accidentes en avión, tren y autobús en apenas unos años, Frane optó por empezar a usar su vehículo particular. Sin embargo, su suerte no mejoró y en 1970 su coche se incendió, aunque pudo salir de él antes de que explotase.

No se trataba de un hecho aislado ya que tres años después el depósito de combustible de su nuevo coche falló nuevamente, y causó otro incendio. Esta vez, en cambio, las llamas atravesaron el airbarg y Frane sufrió algunas quemaduras, aunque logró sobrevivir.

En 1995 fue atropellado por un autobús y un año después un camionero despistado le hizo salirse de la carretera. La práctica de este croata en librase de accidentes, le hizo salir del vehículo antes de que éste cayera por un precipicio de 90 metros.

Toda una vida de infortunios que no se vio recompensada hasta el 2003, cuando cumplió 62 años y ganó el premio gordo de la lotería.