Familia y amigos, el caldo de cultivo del yihadismo en Europa

La estela de los atentados del 13-N en París, que dejaron 130 muertos y más de 300 heridos, conduce hasta Bélgica. En concreto hasta un pequeño barrio al oeste de Bruselas, Molenbeek. Esta es una zona que cuenta con una de las mayores tasas de inmigración del país, y que tiene severos problemas de integración.

Tras conocerse que los terroristas que perpetraron el ataque de París provenían de este barrio, se ha empezado a tildar a Molenbeek como la cuna del yihadismo en Europa.

No obstante, cabe señalar que a pesar de que el ataque se haya gestado en una zona conflictiva que ya estaba bajo sospecha e investigación por los servicios de inteligencia, también es llamativo el ámbito en el que el atentado se ha desarrollado.

Se trata de un círculo cerrado. Todos los terroristas se conocían entre sí. Casi todos se habían críado en el mencionado barrio e incluso eran amigos desde la infancia. Incluso existen vínculos familiares entre algunos.

Es el caso de los hermanos Abdeslam, ambos de nacionalidad belga. El mayor, Ibrahim, de 31 años, se inmoló en el Boulevard Voltaire en la fatídica noche del 13 de noviembre. Por su parte, el menor, Salah, de 26, escapó de París en la noche de los hechos y actualmente se encuentra en busca y captura.

Se sabe que los hermanos tenían una estrecha relación con Abdelhamid Abaaoud, al que se le considera el cerebro del ataque.

Abaaoud, de 28 años, viajó a Siria para unirse al Estado Islámico. En el 2013 saltó a las portadas de los diarios belgas por emprender el viaje con su hermano menor, Yunés, de 13 años, que fue apodado como 'el yihadista más joven del mundo'.

'Abu el belga', que es como le conocían, falleció en el marco de operación policial en Saint Denis.

En esa misma operación, a parte de llevar a cabo la detención de ocho supuestos terroristas, falleció Hasna Aitboulahcen, prima de Abaaoud, que recientemente se había radicalizado.

En este entramado de 'amistades peligrosas', se suman otros dos nombres.

Por un lado el de Bilal Hadfi, francés que residía en Bélgica y que se inmoló frente al Estadio de Francia el 13 de noviembre. Por el otro, el de Ahmed Dahmani, un belga de origen marroqui que recientemente ha sido detenido en Turquía tratando de huir a Siria.