Guerra Ucrania
Europa presiona para evitar la humillación ucraniana
El presidente Zelensky se enfrenta a las imposiciones de EEUU que quiere que ceda la región del Donbás y renuncie a entrar en la OTAN, dos de las exigencias de Rusia. En frente, los europeos tratan de reequilibrar la balanza negociadora, otorgándole a Ucrania la última palabra en cada cesión.

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Continúan los contactos a todos los niveles para intentar llegar a un acuerdo de paz en Ucrania. Varias fuentes confirman que nunca en los cuatro años de guerra hemos estado tan cerca de la paz, pero eso no significa que se vaya a conseguir. Mucho más cuando es Putin el que está al otro lado de la mesa.
En Bruselas la desconfianza sigue siendo muy alta. "No vemos que Rusia se siente a negociar de buena fe, ni siquiera que se siente a negociar. Su estrategia negociadora sigue siendo la misma: ejercen una presión creciente, diciendo todo el rato que nada es suficiente, siguen pidiendo más y, si no, abandonan las negociones", criticaba la Alta representante Kaja Kallas.
Zelensky sabe que tendrá que hacer concesiones, pero trata de minimizarlas. EEUU quiere cerrar el acuerdo antes de que termine el año y para eso presiona al líder ucraniano para que acepte ceder la región completa del Donbás y, además, renunciar a entrar en la OTAN. Algo que no gusta en Bruselas, porque supone una peligrosa victoria para Rusia.
A cambio, los enviados de Trump le ofrecen a Kiev garantías de seguridad que corresponderían a un "Artículo 5 de la OTAN", es decir, un paraguas de defensa colectiva por el que "un ataque contra territorio ucraniano, sería defendido por el resto de aliados".
La UE quiere evitar la sumisión de Ucrania
La consigna central entre los países europeos sigue siendo que Ucrania debe tener la última palabra ante cualquier concesión. Nada se le puede imponer, ya que estamos ante un caso muy evidente de: "agresor y víctima".
Los líderes europeos se han unido este lunes en Berlín a una reunión con Zelesnky y la delegación americana. Son encuentros al más alto nivel que buscan avances reales. El presidente de Finlandia aseguraba que "estamos más cerca de un acuerdo de paz que en cualquier otro momento de estos cuatro años de guerra. Ahora mismo estamos trabajando en tres documentos: un plan de paz de 20 puntos, otro sobre garantías de seguridad y un tercero sobre la reconstrucción del país".
Según algunas filtraciones, la adhesión de Ucrania a la UE también podría incorporarse como una de las cláusulas del acuerdo de paz. 2027 sería la fecha de referencia, aunque hay fuentes en Bruselas que no lo ven tan claro y reiteran que en el proceso de adhesión lo que prima son los méritos que van haciendo los países candidatos y no debe haber "vías exprés" para la integración.
Bloqueo con los activos congelados
La confiscación de los beneficios que generan los activos rusos congelados en Europa sigue siendo otro de los obstáculos en la negociación. La UE quiere usarlos para conceder un préstamo a Ucrania de cara a la reconstrucción.
Bélgica, -que alberga la mayoría de ese dinero en su territorio-, sigue negándose y ahora otros países se han sumado a la negativa belga. El frente del "no" ahora lo integrarían 4 ó 5 estados miembros. La Comisión Europea espera poder avanzar en el tema, para que lo cierren los jefes de estado y de gobierno de los 27 en la decisiva cumbre de líderes de jueves y viernes en Bruselas.
El presidente del Consejo, Antonio Costa, ha dicho metafóricamente que "nadie saldrá de la sala hasta que se llegue a un acuerdo, incluso si nos tenemos que quedar hasta Navidad".
Uno de los socios que se opone frontalmente es Hungría, siempre remando a favor del Kremlin y contra los intereses ucranianos. Su primer ministro ha cargado contra la UE por apostar por esta medida. "Europa quiere continuar la guerra de Ucrania e incluso expandirla al ámbito económico confiscando los activos rusos congelados. Esta medida equivale a una declaración de guerra abierta, que se enfrentará a represalias por parte de Rusia", ha espetado Viktor Orban.
El resumen que ha hecho el húngaro sobre cómo será el ambiente en la cumbre de esta semana en Bruselas es bastante ilustrativo. "Abróchense los cinturones. Será una semana difícil", ha dicho Orban.
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