Nueva York, ¿ciudad del amor?

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UNA CIUDAD EN LA QUE TODAS LAS CITAS ESTÁN REGULADAS

Las distintas formas de encontrar el amor en Nueva York

El contexto de estrés laboral, competitividad y obsesión por el éxito ha convertido el primitivo ritual del cortejo en toda una disciplina de sofisticada técnica. Haciendo deporte, a través del 'speed dating', sólo por sexo... las opciones son variadas, aunque las más divertidas sean el campeonato mundial de orgasmos fingidos o la búsqueda del pene más pequeño de Brooklyn.

Nueva York, la ciudad en la que todo existe y en la que el flujo de gente es infinito, parece haber olvidado algo tan natural como salir, conocer a alguien, quedar a cenar y, como solía decirse, lo que surja, algo que intenta recuperar de formas a veces harto complicadas. "La gente piensa que el amor llega, pero no es así. Es una habilidad. Mucha gente trabaja mucho pero no dedica tiempo a las citas. Y las citas son un músculo que hay que entrenar" dice Arthur Malov, experto asesor para las citas de New York Dating Coach, toda una academia para triunfar en el arte de las citas. Y no es la única.

Como dice Marlov, en Nueva York las citas han acabado siendo como una competición deportiva que requiere un entrenador personal. Hay quien corre pruebas de fondo, como propone la página web Christian Mingle, red social para cristianos que buscan pareja bajo el lema de 'Encuentra lo que Dios tiene guardado para ti'. La vieja escuela no renuncia a las nuevas tecnologías. No falta homólogo islámico, en encuentros en directo titulados 'Lock and Key: Single Muslim Intros' (Candado y llave: Presentación de solteros musulmanes). Curiosamente, las reuniones son en un restaurante llamado 'Il Bastardo'.

En el lado opuesto, hay quien apuesta por un esprint y se da al 'speed dating': toda una audición sentimental de unos minutos con cada candidato en una batería de alrededor de una docena. 'NY Minute Dating' es el más popular y se centra en "mujeres y hombres muy ocupados" que optimizan su escaso tiempo para ligar.

También se puede buscar a la media naranja compartiendo ejercicio físico: como yoga o excursiones al aire libre para homosexuales jugando con la idea de lo sano que es salir (del armario) en 'Out is good', o incluso las fiestas que usan el título de la serie 'Rescue Me' (Rescátame) para cumplir la fantasía de ligarse a un bombero. No faltan combinaciones. Y para los "atletas jubilados" del amor, existe la web 'Our Time' (Nuestro momento) para personas de más de 50 años.

Y no faltan quienes asumen el ritual del cortejo como una forma de una transacción económica. El consabido 'braguetazo', toda una fantasía neoyorquina, se organiza en los encuentros 'Millionaire Matchmaker', para homosexuales, y Seekingarrangement.com, para heterosexuales.

Y como una entrevista de trabajo se articula la exitosa red social OK Cupid, ahora mismo la página líder de contactos en Estados Unidos. Se requiere un cuestionario previo de un centenar de preguntas y pasar por los protocolos clásicos de la cita 'made in USA': cenar y conversar en la primera cita, pero como mucho un beso; un segundo encuentro para confirmar las impresiones y a la tercera, si acudes, más vale no hacerte el estrecho o la estrecha.

Pero aún hay más: en la jerarquía de la cita, no es lo mismo quedar un lunes que un jueves. Las 'dates' son territorio de los días de semana, pero cuanto más cerca esté del viernes, más interés denota el encuentro.

Con toda esta carrera de obstáculos que es encontrar a la mujer o al hombre ideal y a la vez atender a las tiranías de lo 'cool' y lo efímero en Nueva York, cabría pensar en acudir al mundo del sexo por el sexo... pero no. También está regulado por las normas. Las orgías, epítome del desenfreno, no solo son de pago, sino que están organizadas por páginas como Chemistry-nyc.com, en el caso heterosexual (pero restringen el acceso a hombres solteros); Mythpartynyc.com, en la opción bisexual.

En el caso homosexual las opciones se multiplican y hasta hay un blog que las comenta y las compara como si fuera una revista de una organización de consumidores. Pero hay que leer las condiciones, encajar en el perfil de edad, tipo de cuerpo, cuenta corriente, raza o incluso tipo de práctica sexual... También hace falta una invitación y horas después confirman si se ha sido aceptado, y a la mayoría hay que acudir con documento de identificación.

Así las cosas, no es de extrañar que, al final, probablemente el evento sexual más divertido de Nueva York sea el campeonato mundial de orgasmos fingidos o una de las fiestas más relajadas sea la de la búsqueda del pene más pequeño de Brooklyn. Y es que como decía Sarah Jessica Parker en 'Sex and the City': "La gente va a las citas a ciegas como si fuera a los casinos, esperando que les toque el bingo. Pero la mayoría acaba arruinada y sola en la barra de un bar".

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