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EN LA REGIÓN DE GUANGXI
Decretan pena de muerte a un policía chino que mató en estado ebrio a una embarazada
Un tribunal chino ha sentenciado a muerte al expolicía Hu Ping por disparar y matar, en estado ebrio y fuera de servicio, a una mujer embarazada y herir a su marido el año pasado durante una disputa en un restaurante de la región autónoma sureña de Guangxi.
Hu, de 33 años, fue detenido en octubre después de lo ocurrido y sentenciado a la pena capital, informa hoy el diario independiente "South China Morning Post" (SCMP). Según las pruebas realizadas, Hu se encontraba en estado ebrio cuando disparó a la mujer, embarazada de 5 meses, y a su marido, el dueño del establecimiento. En el juicio, la acusación defendió que el policía "comenzó a disparar arbitrariamente después de que la víctima le dijera que no vendían té con leche" en el restaurante.
En su defensa, el policía alegó ante la corte que llevaba una pistola aún estando fuera de servicio debido a las "laxas normativas de su comisaría" y confirmó que estaba "borracho" en el momento del suceso, si bien un informe de un hospital en concreto presentado por la defensa indicó que se encontraba sobrio cuando disparó. El fiscal pidió al tribunal una sentencia "dura" para Hu al tratarse de un agente de policía "con muy poco sentido de la ley" y quien "usó su privilegio para intimidar a la gente". Según la normativa publicada por el Ministerio de Seguridad Pública de China, los oficiales de policía tienen prohibido llevar armas en estado ebrio o cuando se encuentran fuera de servicio. Hu apelará la sentencia del tribunal de Guangxi, que también le exige una compensación a los familiares de las víctimas, que han pedido 1,23 millones de yuanes (147.000 euros, 202.000 dólares).
Este caso generó tanta polémica en China que incluso el presidente Xi Jinping se pronunció sobre el mismo el mes pasado durante un discurso frente a jueces y otros funcionarios del sistema judicial, en el que tachó al sospechoso de "bastardo", según confirmaron al "SCMP" fuentes anónimas. "Es muy raro escuchar al presidente en esos términos en un encuentro de estas características. Debió estar muy enfadado por lo ocurrido", comentó al diario una persona conocedora del discurso del líder. En el crítico discurso a oficiales de policía y de la Justicia, el presidente consideró que la corrupción en los cuerpos de seguridad nacionales provocaban un daño mayor en la sociedad que otros departamentos gubernamentales, y no hacían más que dañar la imagen pública de este cuerpo.
En ese punto, citó el caso de Wang Lijun, el exjefe de policía de la metrópolis de Chongqing y uno de los pilares del escándalo político en torno a Bo Xilai, famoso exdirigente condenado a cadena perpetua el año pasado por corrupción y cuya caída comenzó cuando Wang pidió asilo sin éxito en un consulado de Estados Unidos. Supuestamente, durante el breve tiempo que pasó en la legación estadounidense, el jefe de policía de Bo desveló la mala praxis de su jefe -por entonces, uno los líderes más prominentes de China- así como el asesinato de un empresario británico cometido por su esposa, Gu Kailai. Wang fue posteriormente sentenciado a 15 años de prisión por delitos de deserción, manipulación de la ley para sus propios fines, abuso de poder y corrupción, mientras Gu Kailai recibió una pena de muerte suspendida -lo que se traduce en cadena perpetua en el país asiático- por asesinato.
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