Anders Breivik durante el juicio

Publicidad

ASESINÓ A 77 PERSONAS

El autor de la masacre de Oslo lleva al estado noruego a juicio por su régimen carcelario

Un tribunal de primera instancia de Oslo iniciará este martes un juicio para determinar si el Estado noruego viola los derechos humanos del ultraderechista Anders Behring Breivik, condenado por los atentados de julio de 2011. El noruego se queja del uso de esposas y los cacheos continuos, además del aislamiento y del estricto régimen de visitas al que ha sido sometido.

Breivik, autor confeso de la masacre que provocó 77 muertos en Oslo y en la isla de Utøya, presentó una demanda hace ocho meses porque considera que su régimen carcelario viola dos artículos de la convención, que hacen referencia al respeto a la privacidad y a la prohibición de la tortura y el trato inhumano o degradante.

El extremista noruego se queja del uso de esposas y los cacheos continuos en el penal de Ila, al oesde de Oslo. Además del aislamiento y el estricto régimen de visitas y de control de las comunicaciones al que ha sido sometido tanto allí como en la cárcel de Skien, al sur de la capital, adonde fue trasladado en otoño de 2013.

Breivik no tiene contacto con ningún otro preso y en cinco años solo ha recibido una visita de carácter no profesional, la de su madre poco antes de fallecer. El contacto postal y telefónico estuvo prohibido un tiempo y está controlado de tal modo que cree que le impide formar relaciones sociales, argumenta Breivik, quien ya había denunciado hace años a la dirección de Ila y a la ministra de Justicia por maltrato psicológico, aunque el caso fue archivado por falta de pruebas.

La Fiscalía general ha rechazado la denuncia de Breivik alegando que posee tres habitaciones en las que moverse con libertad, que puede salir al patio una vez al día, ha recibido visitas y tiene acceso a un ordenador, sin internet, televisión y Playstation.

El control de las comunicaciones es necesario al ser un condenado por actos terroristas graves, que además ha enviado cartas a extremistas de derechas y ha intentado comunicarse con personas con las que tenía contacto antes de los atentados, argumenta el fiscal.

"Hay base justificada para temer que una red de contactos así podría contribuir a dañar intereses sociales vitales estimulando a personas a cometer nuevos actos de violencia o terroristas", ha escrito la Fiscalía al tribunal.

Las condiciones del régimen se han modificado varias veces, sobre todo tras la visita hace unos meses del Defensor del Pueblo, Aage Thor Falkanger, que alertó en un informe del "riesgo elevado de tratamiento inhumano" y del "peligro" de que Breivik sufra daños por el aislamiento al que está sometido.

La denuncia apunta por ejemplo a que la decisión de Breivik de dejar de estudiar Ciencias Políticas a distancia es una consecuencia del aislamiento. A Breivik se le permite ahora pasear en una zona al aire libre mayor y acceder una vez por semana a un área común donde puede hacerse la comida y relacionarse con los guardias de la prisión, pero los cambios no han hecho que modifique su opinión.

Según ha filtrado la televisión pública noruega NRK, el personal sanitario de prisión declarará al tribunal que, aunque Breivik ha mostrado en algunos períodos signos claros de inestabilidad y desviaciones de comportamiento, no considera que haya cambios fundamentales en su salud mental ni que haya sufrido daños. Aunque es la corte de Oslo la que juzgará el caso el proceso se desarrollará por razones prácticas y de seguridad en el gimnasio de la cárcel de Skien, aunque bajo restricciones.

La inspección de las dos prisiones se hará sin presencia de los medios de comunicación, los testimonios de los directores de los penales serán parcialmente abiertos y la declaración de Breivik al que se le han concedido tres horas y media, no podrá ser retransmitida por miedo a que quiera enviar mensajes a sus simpatizantes.

El Grupo de Apoyo Nacional 22 de julio, que reúne a familiares de las víctimas y supervivientes, ha instado al tribunal a hacer lo posible para impedir que pueda difundir su "mensaje racista".

"El juicio parece casi surrealista. Estará ahí quejándose sobre sus condiciones mientras nosotros hemos perdido a nuestros hijos y estamos traumatizados. Igualmente creemos que debe hacerse, es importante para nosotros que no reciba un trato especial, eso es lo que busca", ha dicho Lisbeth Kristine Røyneland, líder del grupo. Un tribunal de Oslo condenó en agosto de 2012 a Breivik a 21 años de prisión prorrogables de forma indefinida, la pena máxima y que puede equivaler a una cadena perpetua, al considerarle penalmente responsable de los atentados y rechazar que sea un enfermo mental.

Breivik hizo estallar una bomba en el complejo gubernamental de Oslo el 22 de julio de 2011 y causó la muerte a ocho personas. Justo después se trasladó en coche a la isla de Utoya, al oeste de la capital, donde perpetró una matanza en un campamento de las Juventudes Laboristas, en la que murieron otras 69 personas.

Publicidad