Pan

Las panaderías, en peligro de desaparecer: "No hay aprendices, no puedes enseñar el oficio"

Los obradores de toda la vida se lamentan de la falta de aprendices.

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Eli Santanach es la tercera generación de panaderos de su familia. Primero fueron sus abuelos, después sus padres y desde hace 30 años ella y su marido. Se ha pasado parte de su vida rodeada de harinas, panes, bollería y de fieles clientes del barrio que hacen largas colas cada día para comprar su pan artesanal o sus pasteles caseros.

"Yo continúe la tradición familiar porque siento pasión por este oficio. Todavía recuerdo cuando mi padre hacía pan, yo bajaba al obrador y lo veía y sabía que me quería dedicar a ello", nos cuenta la dueña de la panadería Marti Molins, del barrio de la Sagrera en Barcelona. Relata que su marido, José, aprendió el oficio de su padre y es él quien desde hace años elabora el pan cada noche, como se hacía siempre.

Sin embargo, relata que sus hijas han decidido tomar otro camino y cuando ella se jubile, no continuarán con el negocio: "Me dará mucha pena, sé que el día que yo decida terminar me dará pena porque al final mi vida, mi niñez, mi adolescencia. Todo ha girado en torno al obrador, pero sé que mis hijas no continuarán". Como ella muchos panaderos explican que no hay relevo generacional y a eso se le añade la dificultad por encontrar panaderos cualificados.

"Hay un problema muy grande de personal. Ya no hay aprendices, no puedes enseñar el oficio. Es muy duro y sacrificado. Trabajar de noche es duro y la gente tampoco quiere trabajar los fines de semana o los festivos y no encuentras a nadie que quiera sacrificarse", añade Santanach.

Además, muchos negocios nos cuentan que a toda la situación se les añade el aumento de los costes de las materias primas que ellos utilizan.

Nos colamos en el obrador de Marc Vidal, propietario de la panadería Sarret en el Eixample de la ciudad condal. El negocio lleva en pie desde el siglo 19. Nos relata otro de los problemas por los que cree que les cuesta tanto encontrar panaderos: "A la hora de contratar personal tengo problemillas, porque no todos saben adaptarse a los obradores tradicionales y antiguos".

Y añade: "Cuesta encontrar gente que sepa utilizar los hornos que tenemos tradicionales o las técnicas de fermentación artesanales" porque dicen "eso sólo se adquiere siendo aprendiz, muchas veces eso no se enseña en las escuelas". El sector teme que la situación haga que poco a poco desaparezca ese legado que ha ido pasando de generación en generación.

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