Lavanda
Crisis de la lavanda: precios irrisorios y esencias sintéticas como competencia
Cada año, en julio, los campos de lavanda se llenan de flores púrpuras que atraen a miles de turistas. Pero no es oro todo lo que reluce para los agricultores. Desde la pandemia de COVID, los precios de estas aromáticas han caído en picado un 70 %, y además ahora se enfrentan a una dura competencia: las esencias sintéticas de productos químicos, más baratas.

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La lavanda llena de púrpura los campos españoles en el mes de julio. En Cuenca, en Guadalajara... y también en muchos puntos de Castilla y León. Hace años hubo un boom de la lavanda que llevó a muchos agricultores a plantarla. Pero ahora la situación es bien distinta: desde la pandemia de COVID, los precios que se pagan a los agricultores han caído en picado, hasta un 70% en los últimos cuatro años. Eso hace insostenible la producción para muchos campesinos. Cuesta más plantar y recolectar de lo que se obtiene por la venta de las aromáticas.
Abelardo Carrillo, presidente de la Asociación Interprofesional de Hierbas Aromáticas y Profesionales, nos habla de "la ruina de muchos agricultores" y pide el compromiso de las administraciones. Por ejemplo, para poder resaltar un producto ecológico y natural como es la lavanda frente a productos químicos y sintéticos sustitutivos. Dice Carrillo que estos son legales, pero peores para la salud, y que sería bueno establecer un etiquetado especial para distinguirlos y que los ciudadanos puedan elegir.
Juan José de Lope, agricultor de 'Paisajes de Lavanda de Brihuega', comenta que quizás una fuente de ingresos para los agricultores en esta etapa de crisis podría llegar del turismo de la lavanda. Sugiere que un porcentaje del IVA que se recauda por este turismo se transforme en ayudas para el agricultor, dado que es quien cultiva estos campos que atraen un turismo rural que dinamiza la España despoblada de la Alcarria.
José Ignacio Rojo, agricultor de Brihuega, respalda la idea de que haya beneficios derivados del turismo que lleguen a los agricultores, porque señala que solo unos pocos obtienen beneficios, mientras que la mayoría cuida sus campos para que todos los admiren sin recibir nada a cambio. Incluso denuncia que lo único que obtienen son destrozos.
Antonio Ayuso, agricultor de Valdesaz —pedanía de Brihuega—, comenta que los cultivadores de lavanda, naturalmente, apoyan el turismo púrpura de las aromáticas, pero piden que sea más sostenible y respetuoso. Denuncia que, aunque la mayoría de los turistas son educados, hay un porcentaje que arranca las flores o las pisa, causando pérdidas a los agricultores.
El IVA del turismo de la lavanda, a los agricultores
José Fulgencio Ayuso, también agricultor de 'Paisaje de Lavanda de Brihuega', afirma que los campesinos son quienes cuidan y hacen crecer las plantas, por lo tanto, deberían obtener un porcentaje de las ganancias derivadas del turismo en sus campos. Más aún en tiempos de crisis, ahora que la venta de la lavanda no es rentable.
Todos coinciden en que, si no reciben ayudas, podrían dejar de cultivar debido a la ruina de los precios actuales. Y si no hay lavanda, no hay turismo. Y una parte de esta España despoblada languidecería.
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