Aumentan los consumidores que tienen su propia huerta urbana

Vivir en el centro de Madrid no impide cultivar productos ecológicos. Es el caso de Mónica, que prepara su huerto para llenar una cesta con sus propias frutas y hortalizas

Como ella, hay muchas personas que desean tener un huerto casero. El problema se presenta cuando no podemos alquilar uno. Para eso está Cristina, una bióloga que, junto a dos amigas, ha creado una cooperativa que dan cursos sobre cómo crear huertos en espacios reducidos.

No hace falta gastarse mucho dinero. Algunos materiales que tenemos en casa se pueden reutilizar y el espacio tampoco es importante. Incluso si no quiero esperar a que la fruta o la hortaliza crezca, se pueden consumir productos ecológicos de una manera más cómoda.

Charlotte se ha unido a sus compañeros de trabajo y han creado un grupo de consumo. Reciben el pedido en su oficina una vez por semana. Vivir en un gran urbe no significa que no podamos traernos lo mejor de la huerta a casa.