Con una aparición en escena calificada de 'grandiosa', Rihanna triunfó anoche en Barcelona. Fuegos artificiales precedieron a las cuatro pantallas gigantes redondas que se abrireron para dejar entrar a la cantante dentro de una cápsula transparente.
Era el primer concierto de Rihanna en Barcelona y uno de los últimos de su gira 'Loud', un concierto de alto voltaje sexual, mucho espectáculo y un público entregado.
Ocho bailarines, nueve pantallas gigantes, una cinta transportadora sobre el escenario, mu8cho humo, vídeoclips frenéticos, un espectacular juego de luces y una plataforma hidraúlica arroparon a la reina de la sensualidad, que llegó a quedarse en biquini en el escenario y a vestirse también con un body negro de estilo sadomasoquista, mientras movía las caderas con las manos atadas con cuerdas y esposas.
Rihanna bailó con movimientos de estrella porno y probó también con la estética de guerra, con cañón sobre el escenario incluido.
En el Palau Sant Jordi, con las entradas agotadas, se reunieron 18.000 personas, especialmente jóvenes y adolescentes.