Las obras de ampliación del aparcamiento de la plaza de la Gardunya de Barcelona han permitido encontrar la tumba de una mujer que vivió hace unos 6.000 años, y que formaba parte de los primeros agricultores de Cataluña.
El esqueleto se ha encontrado en posición fetal pero con todos elementos funerarios propios del neolítico medio; una vasija de cerámica de ofrenda y de ornamentos personales de la mujer como un collar, un brazalete y un colmillo de jabalí perforado. Las excavaciones han sido realizadas por el Museo de Historia de Barcelona (MUHAB) con la colaboración del CSIC, que se ha encargado de hacer un escáner del enterramiento en tres dimensiones para tener un documento gráfico que reproduzca el hallazgo.
Los ornamentos serán expuestos en el MUHAB, pero el esqueleto no se encuentra en buen estado de conservación, según ha dicho Ferran Puig, jefe de arqueología del museo, que ha añadido que en principio los huesos servirán para hacer una datación más precisa, utilizando la técnica del Carbono 14, de la fecha del enterramiento de la mujer. El brazalete de la mujer es de variscita, una mineral que podía proceder de las minas de Gavà o de Montcada i Reixac (Barcelona), mientras que el collar es de esteatita, un material de origen volcánico que podría proceder el Pirineo o de la zona prepirenaica.
La tumba ha sido hallada al lado de un pozo, lo que quizás explica que se haya podido conservar después de tantos siglos, a pesar de que se encuentra en una zona de edificación muy antigua y muy cercana al mercado de la Boquería. La mujer pertenecía a los grupos de primeros agricultores que se movían por la zona denominada el Pla de Barcelona, en donde hace 6.000 años había bosques de robles y encinas.
Puig ha precisado que no se trataba de agricultores sedentarios que vivían todo el año en el mismo sitio, sino que se trataba de grupos itinerantes que se movían por la zona en busca de los lugares donde podían proveerse de alimentos. Estos grupos, que movían sus cabañas por la zona, ya plantaban algunos vegetales, pero también recolectaban formas primitivas de cereales como el trigo y la cebada. Este hallazgo, junto a otros anteriores de la misma época, hacen confirmar a los investigadores que la zona de Barcelona ha sido ocupada por los seres humanos desde al menos hace 6.000 años, según ha precisado Joan Roca, director del MUHBA.