En este belén hay 26 sacos de escayola, cajas de madera y cartón recicladas y, sobre todo, muchas horas de trabajo. Lorenzo las hace con gusto. Montar este belén, de 40 metros cuadrados en una sala de su casa es su pasión. A ella dedica la mitad del año.
Cada año hace algunos fichajes: Unas figuras las encarga en Murcia y otras incluso vienen de Croacia. Lo más complicado, afirma, es ponerle agua en movimiento. Pero al belén no le faltan detalles: El ángel anunciador desciende desde el cielo y un juego de luces cambia el efecto de la noche al día. Hay incluso animales vivos. Y todo esto sale de la cabeza de Lorenzo.
Meses de trabajo y miles de euros invertidos que finalmente tienen su recompensa: convertir la tradición navideña en todo un espectáculo para la vista.