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RELEVO DE ROUCO VARELA

Conciliador y dialogante, los adjetivos que mejor definen a Ricardo Blázquez

El nuevo presidente de la Conferencia Episcopal tiene fama de "moderado" frente a su antecesor, Rouco, que ha estado 12 años en el cargo. Quienes los conocen aseguran que difieren más en las formas que en el fondo.

Sus estilos no se rozan, aunque defienden los mismos preceptos. Curiosamente, las trayectorias de Ricardo Blázquez y Rouco Barela han discurrido durante mucho tiempo en líneas paralelas. Cuando Blázquez era profesor de la Universidad Pontificia de Salamanca, Rouco era vicerrector. Ambos fueron obispos auxiliares de la Catedral de Santiago, casi al mismo tiempo.

Jesús Bastante, periodista especializado en religión, destaca que, a pesar de que Rouco ha sido su maestro, durante los últimos años Blázquez se ha centrado y se ha moderado, convirtiéndose en un hombre de consenso.

En 1995 es nombrado obispo de Bilbao. Tiene que adaptarse a una sociedad vasca que no le apoya, como tampoco lo hacían sus políticos. En su momento, el presidente del PNV, Xavier Arzalluz, dedicaba unas palabras, un tanto desagradables, al recién elegido obispo: "Dicen que van a traer a un tal Blázquez, pero no sé ni de dónde es ni quién es". Sin embargo Blázquez acaba ganándose a los feligreses con su posición firme contra el terrorismo y recibe aplausos tras sus primeras homilías en euskera. También se coloca tras pancartas por la paz, ganando aún más simpatías.

En su primera etapa como presidente de la Conferencia Episcopal, Blázquez, contra todo pronóstico, consigue del Gobierno socialista un 37 % más en la asignación del Estado a la Iglesia.

Ahora parece que la Iglesia vive cierta oleada de adaptación a los nuevos tiempos con la elección del Papa Francisco. Por ello, parece lógico que los obispos hayan elegido a un presidente que califican como conciliador y dialogante.

Sobre la personalidad del nuevo Presidente han hablado Lluis Martínez i Sistach, Arzobispo de Barcelona, y Esteban Escudero Torres, obispo de Palencia. Los dos han destacado que Blázquez es un hombre acogedor y de consenso y diálogo. Blázquez tiene por delante  tres años para dirigir el futuro de la Iglesia española.

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