Maisy Vignes

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TUVO QUE RECIBIR TRES TRANSFUSIONES

La historia de Maisy, la pequeña irlandesa que nació sin sangre

Maisy, es el nombre de una niña irlandesa que nació sin sangre en diciembre de 2009. El pasado jueves, después, de una recuperación milagrosa y haber salido adelante sin ninguna secuela, ha empezado el colegio, algo impensable en el momento de su nacimiento.

Todo el suministro de sangre de la pequeña fue absorbido por su madre, Emma Vignes de 31 años, durante el embarazo. Aún así los médicos consiguieron que la niña naciera con vida .

Vignes, tuvo un embarazo normal hasta la semana 34 , cuando se dio cuenta de que algo iba mal al notar que Maisy "había dejado de moverse completamente".

Los médicos del Hospital Regional  de Waterford, en Irlanda, decidieron practicarle una cesárea ese mismo día (seis semanas antes de lo habitual) ya que la vida de la pequeña corría peligro. Además, si sobrevivía, era muy probable que su capacidad mental fuese reducida.

Nada más nacer, le realizaron tres transfusiones de sangre, la primera a través del cordon umbilical y tras dos semanas en la unidad de cuidados intensivos del hospital , su sistema sanguíneo volvió a los niveles normales. Maisy fue dada de alta y pudo regresar a casa el día de navidad. "Fue el mejor regalo que jamás pudimos imaginar" ha relatado la madre.

Según informa el 'Daily Telegraph', los médicos le habían advertido a los padres que era probable que Maisy tuviera severos daños cerebrales al haber estado bastante tiempo privada de oxígeno en el útero de su madre.

Ello se descubriría si empezaba a hablar antes de los 18 meses y así lo hizo, a los 15 meses la pequeña pronunció su primera palabra: "Dadda", un hecho de lo más emotivo que alivio enormemente a sus padres.

Aunque no se explica como le pudo pasar eso a su hija, ya que en otros casos ha sido por algún golpe que ha recibido la madre o un accidente, nada extraño sucedió durante su embarazo.

Ahora el caso de su hija se ha convertido en tema de conferencias y artículos médicos ya que es de los pocos casos que han salido adelante sin ningún tipo de secuelas.

La semana pasado Maisy, que ahora tiene 4 años, empezó la guardería más que feliz.

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