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SU COSTE DE FABRICACIÓN ES TANTO COMO SU VALOR

Las monedas de 1 y 2 céntimos pueden tener los días contados

Irlanda es el último país de la zona euro que se suma a la idea de dejar de utilizar las monedas de 1 y 2 céntimos, con el argumento de que ocupan mucho y se usan poco. Además, cuesta más fabricarlas, que lo que valen luego en nuestra cartera. Según informó recientemente el Banco Central Europeo, el 25 de noviembre entrará en circulación el nuevo billete de 20 euros.

En un mundo donde la tecnología está por todas partes, parece impensable que el gesto de buscar monedas en el monedero siga intacto como hace 2.600 años. Cada vez son más quinees quieren enterrar el monedero, como el caso de Dinamarca.

Los daneses pretenden que a partir de 2016 nadie utilice monedas en gasolineras, tiendas de ropa o restaurantes. En ese país escandinavo, sólo uno de cada cuatro consumidores paga en efectivo.

Los pagos no monetarios crecen a buen ritmo en el mundo. En 2014 aumentaron un 9%, pero en España la tendencia es la contraria. Para Irlanda, el redondeo es la medida perfecta para desterrar los céntimos, y en ocho días entrará en vigor la nueva normativa.

El fin de las monedas eliminaría el coste de su producción, evitaría robos, la evasión fiscal, la corrupción o el dinero negro. Por el contrario, su desaparición perjudicaría a los más desfavorecidos, como personas sin recursos, y estaríamos más expuestos a los hackers.

España y Francia ya han puesto límite al pago en efectivo, y sin embargo, otro país fuerte de la zona euro, Italia, acaba de elevar este límite para pagar al contado de 1.000 a 3.000 euros.

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