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SEGÚN LOS INVESTIGADORES
Casos similares al de la chica de IVECO que se quitó la vida por un vídeo sexual ocurren cada día en empresas españolas
El dramático caso de Verónica, la madre que se quitó la vida tras difundirse un vídeo sexual suyo entre sus compañeros de trabajo sigue bajo secreto de sumario. Los investigadores intentan dilucidar de dónde salió el vídeo íntimo y qué personas lo compartieron a través de su teléfono móvil.
Roberto Fernández es policía nacional y jefe de la sección de redes de la Brigada de Ciberdelincuencia del Cuerpo Nacional de Policía. Es uno de los agentes que investiga el caso de Verónica. Señala que el caso de IVECO es "uno más de los que les reportan de manera habitual en cualquier comisaría de España". Considera que el entorno donde se produce el caso no agrava la situación, sino que lo problemático es el medio. "Si alguien comparte ese contenido a través de su teléfono móvil se pierde el control", destaca.
Recuerda que no solo la primera persona que comparte el vídeo comete un delito y todos los que lo difunden están actuando fuera de la ley.
Sobre el creciente acceso a la pornografía de niños que desde los 8 años visionan estos contenidos, considera que la responsabilidad es de los padres. Manifiesta que son los progenitores quienes deben tener un control sobre los dispositivos y contenidos a los que acceden los niños.
Afirma que las víctimas de delitos contra la intimidad se sienten devastadas. "Cuando la persona ve que ese vídeo de su entorno más íntimo se difunde a todo el mundo la víctima se derrumba y ve que se ha traspasado la barrera de intimidad", señala.
Su unidad imparte charlas para concienciar a los jóvenes en los colegios. Quieren explicar a los chavales los riesgos de estas prácticas y hacerles ver que las nuevas tecnologías son muy potentes pero "hay que estar concienciado con las consecuencias de estos actos".
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