ES MUY IMPORTANTE
Primeros auxilios imprescindibles que madres, padres, abuelos y profesorado deben conocer
En este artículo repasaremos los cuatro escenarios más frecuentes en niños y adolescentes (atragantamiento, ahogamiento en piscinas, convulsiones y síncope durante el ejercicio) y las pautas básicas de actuación que toda persona que tenga a cargo menores de edad debe conocer.

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En la infancia, los accidentes ocurren con una rapidez inesperada. Una comida que se atasca, un descuido en la piscina, una convulsión inesperada o un desmayo en medio del patio escolar pueden convertirse en situaciones de riesgo vital. En esos momentos urgentes en que la reacción de los adultos presentes marca la diferencia. Saber cómo actuar no sustituye la atención médica, pero puede salvar vidas mientras llega la ayuda profesional.
Atragantamiento: cuando un alimento se convierte en urgencia
El atragantamiento es una de las urgencias más comunes en la infancia, especialmente en menores de cinco años. Ocurre cuando un objeto o alimento bloquea parcial o totalmente la vía aérea e impide la respiración.
Cómo reconocerlo:
- Si la obstrucción es parcial, el niño tose con fuerza, puede emitir sonidos y respirar con dificultad.
- Si es total, no puede hablar, toser ni respirar; puede llevarse las manos al cuello y rápidamente ponerse morado.
Qué hacer:
- Si el niño tose: anímalo a seguir tosiendo, sin golpearle la espalda ni intentar sacarle el cuerpo extraño de la boca a ciegas.
- Si no puede respirar ni toser, lo primero es pedir ayuda llamando al teléfono de emergencias 112 y posteriormente actuar con rapidez.
- Si no puede toser, en menores de 1 año: colocar boca abajo sobre el antebrazo, con la cabeza más baja que el tronco, y dar cinco golpes secos entre los omóplatos. Si no se resuelve, alternar con cinco compresiones torácicas (con dos dedos en el centro del pecho, justo por debajo de la línea que une ambos pezones).
- Si no puede toser, en mayores de 1 año: aplicar la maniobra de Heimlich (compresiones abdominales rápidas hacia adentro y arriba, justo por encima del ombligo). Repetir hasta que expulse el objeto o quede inconsciente. Si pierde el conocimiento, iniciar reanimación cardiopulmonar (RCP) y mantener mientras llega la ayuda.

Ahogamiento en piscinas: segundos que cuentan
Los ahogamientos son una de las principales causas de mortalidad infantil en verano. El peligro no reside solo en el mar abierto: es suficiente una piscina doméstica o incluso un cubo con agua para que un niño pequeño sufra un accidente.
En estos casos la prevención es clave:
- Supervisión constante y cercana: mirada y distancia máxima de un brazo, nunca confiar en flotadores o en que "ya saben nadar".
- Vallas de seguridad y cubiertas en piscinas.
- Sacar al niño del agua con seguridad, evitando poner en riesgo al rescatador. Comprobar si responde y respira.
- Si respira, colocarlo de lado (posición lateral de seguridad) y vigilar.
- Si no respira, comenzar RCP de inmediato: 5 ventilaciones iniciales boca a boca, seguidas de 30 compresiones torácicas y 2 ventilaciones, repitiendo el ciclo.
- Llamar cuanto antes al 112.
- Continuar la RCP hasta que recupere la respiración o lleguen los equipos sanitarios.
La rapidez en iniciar la ventilación puede marcar la diferencia: en el ahogamiento, el principal problema es la falta de oxígeno.

Convulsiones: cuando el cuerpo se sacude sin control
Las convulsiones en niños son más frecuentes de lo que se piensa. La causa más común en la infancia son las fiebres altas, aunque también pueden estar relacionadas con epilepsia o infecciones.
Cómo reconocer una convulsión generalizada:
- Pérdida de conciencia.
- Rigidez inicial seguida de sacudidas en brazos y piernas.
- A veces, mordedura de lengua, pérdida de orina o respiración ruidosa.
Qué hacer:
- Mantener la calma y colocar al niño en el suelo, sobre un costado, para evitar que aspire saliva o vómito.
- Retirar objetos alrededor para que no se golpee.
- No introducir nada en la boca ni intentar sujetarle la lengua.
- Controlar el tiempo: la mayoría duran menos de 5 minutos.
Tras la crisis, el niño suele quedar somnoliento: acompañarlo y no darle agua ni comida hasta que esté completamente despierto.
Llamar a 112 si:
- Es la primera convulsión.
- Dura más de 5 minutos.
- Se repite sin que el niño recupere la conciencia.
- Va acompañada de dificultad respiratoria o color morado.

Síncope con el ejercicio: no todo es un simple desmayo
El desmayo o síncope es la pérdida brusca y breve de la conciencia por falta momentánea de riego cerebral. En adolescentes, suele relacionarse con calor, ayuno o emociones intensas. Sin embargo, cuando ocurre durante el ejercicio físico, hay que extremar la precaución, pues puede ser signo de un problema cardíaco oculto.
Qué hacer:
- Colocar al niño tumbado boca arriba, con las piernas elevadas unos 30º.
- Aflojar ropa ajustada y asegurar buena ventilación.
- Si recupera la conciencia rápido y se encuentra bien, vigilar y acudir a valoración médica.
- Si el síncope ocurrió en plena actividad física o se acompaña de palpitaciones, dolor torácico o antecedentes familiares de muerte súbita, es urgente consultar a un especialista en cardiología pediátrica.
- Si no recupera la conciencia en menos de un minuto, iniciar RCP y llamar al 112.
Cómo hacer una RCP básica
Hay unos pasos muy claros que toda persona debería conocer:
- Comprobar: si no responde y no respira, llamar al 112.
- Masajes torácicos: colocar las manos en el centro del pecho y presionar fuerte y rápido (100-120 veces por minuto, unos 5 cm de profundidad).
- Ventilaciones (si se sabe y se puede): tras 30 compresiones, dar 2 respiraciones boca a boca.
- Seguir con ciclos de 30 compresiones + 2 ventilaciones hasta que llegue ayuda o el niño respire.
- Si no se está entrenado, al menos hacer solo compresiones torácicas continuas.
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