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10 señales de que no eres feliz en tu matrimonio

¿Se puede revivir un matrimonio infeliz? La respuesta está clara: sí, pero implica un trabajo duro.

10 señales de que no eres feliz en tu matrimonio

10 señales de que no eres feliz en tu matrimonioiStock

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Las estadísticas hablan por sí solas. Las posibilidades de un matrimonio duradero dependen de nuestra suerte al lanzar una moneda al aire. Y es que reconocer que una relación ha pasado del amor a la ira, o peor aún, a la indiferencia, a veces es difícil.

Los matrimonios infelices son bastante comunes. En muchos casos, sufren problemas de comunicación que uno de los cónyuges reconoce y el otro se niega a ver. Esto puede suceder porque las metas vitales de una persona han cambiado o sienten que sus preocupaciones nunca se toman en serio. En otros casos, ambos se encuentran atrapados en patrones poco saludables (peleas constantes, por ejemplo) y se separan porque están agotados.

Pero un matrimonio infeliz no siempre es el final. Si ambas personas están dispuestas a sentarse, hablar y trabajar en su relación, podría haber esperanza. El deseo mutuo de arreglar el compromiso es clave, aunque a veces se necesite de la ayuda de un experto para descubrir y sanear las grietas.

Sea como sea, lo primero es identificar las tensiones, si queremos tener la oportunidad de encontrar el bienestar dentro de la relación, ya sea con terapia o por nuestra cuenta. La parte difícil es averiguar si simplemente estamos pasando por una mala racha conyugal o si en realidad hemos dejado de ser felices dentro de la pareja. Aquí tienes algunos signos que te ayudarán a descubrirlo.

Señales de que eres infeliz con tu pareja

1. Hace siglos que no hacéis el amor

Las relaciones de 'dormitorio muerto' son muy habituales. La libido de cada uno es diferente, pero si habéis pasado de hacerlo varias veces a la semana, a hacerlo cada pocos meses (con suerte), es muy probable que al menos uno de los dos se sienta rechazado o poco deseado. La clave de un matrimonio sano es la combinación de intimidad física y emocional.

2. Has pensado en el divorcio

Imaginar que estás casada con otra persona o soltera de nuevo no siempre es algo de lo que debas preocuparte. Sin embargo, fantasear rutinariamente con una vida sin tu pareja o comparar tu vida real con una imaginaria en la que estás casado con otra persona, es una señal de que ya no sientes todo lo que una vez te atrajo de tu pareja. Y si te gusta más la idea de una vida sin tu cónyuge, probablemente es que no deseas seguir a su lado.

3. Te sientes sola

Si cuando te relajas en el sofá con tu pareja, sientes que no está interactuando contigo en ese momento y, en cambio, parece más interesado en su teléfono, podría ser una señal de que algo está pasando entre vosotros. Pero incluso sentirte sola y herida puede ayudarte. Al profundizar en esas emociones, podrás identificar qué es lo que te hace sentirte abandonada por tu pareja, ya sean los celos, la rutina, los hijos o sencillamente el paso del tiempo.

Una vez que identifiques la fuente de estos sentimientos, podrás decirle a tu pareja lo que necesitas de ella y explicarle por qué sus actos te hacen sentir especialmente vulnerable. Sabrás también si necesitas buscar la ayuda de un profesional si tu pareja no es capaz de ver un problema en tu soledad o si te dice abiertamente que se está distanciando del matrimonio a propósito.

4. Ya no os divertís juntos

Puede sonar a broma, pero una desconexión en una relación puede estar relacionada con el humor. Con todos los desacuerdos y compromisos mundanos que conlleva el matrimonio, es importante que las parejas encuentren la ligereza cuando las cosas se ponen pesadas. La risa es sanadora. Si tú y tu pareja ya no podéis bromear y reíros de las cosas, significa que habéis entrado en una rutina negativa de la que quizás os cueste un poco salir.

5. Todo lo que hace tu pareja te molesta

¿Por qué hace ese sonido tan incómodo cuando mastica? ¿Desde cuándo habla tan alto por teléfono? ¿Pero cuánto tiempo lleva dentro de la ducha? Si te has hecho estas preguntas, o similares, alguna vez, activa la alarma. Cuando las cosas pequeñas comienzan a sentirse como grandes molestias, existe la posibilidad de que la forma en que ves a tu cónyuge haya empezado a cambiar. En estos casos siempre hay algo más profundo y personal. Es decir, es un problema tuyo. Aquí es donde las sesiones individuales que complementan a la terapia de pareja realmente pueden marcar la diferencia.

6. Uno de los dos fue infiel

Incluso aunque creáis haber superado una infidelidad, es posible que aún alberguéis sentimientos de resentimiento que dañen vuestra forma de relacionaros. El dolor de las heridas no cicatrizadas puede manifestarse de muchas maneras, y es normal que te culpes por no poder volver a confiar en tu pareja, aunque le prometieras hacerlo.

No tienes que olvidar que esa aventura existió, pero si no conseguís superarla después de haber dado lo mejor de vosotros mismos, es posible que tengáis que admitir que no ha funcionado el intento. En estos casos puede ayudar tomarse un tiempo antes de tomar la decisión de separarse por completo.

7. Las conversaciones se convierten en discusiones (o ya ni siquiera discutes)

Muchas veces, los matrimonios tienden a minimizar las discusiones y los desacuerdos como “algo normal en la pareja” cuando, de hecho, son señales importantes que indican que no quieren las mismas cosas en la vida. En lugar de relativizar las peleas como reacciones comunes, conviene pararse a pensar sobre qué estamos discutiendo, si no estaremos buscamos pelea para encubrir el dolor y con qué frecuencia discutimos. Es posible que descubramos que esos conflictos “normales” en realidad no son saludables para ninguno de los dos.

8. Te sientes bajo un microscopio

En una relación de pareja, es inevitable sentirse observado y analizado de vez en cuando, pero si las críticas continuas sobre cómo organizas la despensa te hacen sentir que no haces nada bien, es probable que a tu matrimonio le venga bien una revisión. Tratamos de ser aceptados por lo que somos dentro del matrimonio, de la sociedad, de las relaciones, y cuando eso deja de suceder, empiezan los problemas.

9. Siempre estás a la defensiva

Tratar de hablar con alguien que lo niega absolutamente todo y responde con ataques es como golpearse la cabeza contra la pared. Y un compañero que se niega a tratar de comprender tus preocupaciones y no se disculpa por cómo te ha hecho sentir es especialmente frustrante, porque su negación es un obstáculo importante para reparar la relación.

El éxito de un matrimonio requiere compromiso, callarse para escuchar y hacer un esfuerzo sincero para ver las cosas desde el punto de vista del otro. Con todo y con eso, la cosa requiere de empatía. Si tu pareja no siente nada por ti cuando estás sufriendo y se niega a buscar ayuda para mejorar la situación, incluso cuando expresas cómo te afecta, podría ser hora de seguir adelante por separado.

10. Te sientes atraída por otras personas

Cuando te casas, no es como si de repente te hubieran puesto unas gafas opacas que te impidieran ver atractivas a otras personas. Sentir atracción por otras personas es normal y sano. Pero si has tenido pensamientos recurrentes acerca de engañar emocionalmente a tu pareja, estás coqueteando con otras personas abiertamente o pasas tiempo con alguien de una manera que te generaría un montón de culpa si tu cónyuge se enterara, claramente has empezado a alejarte de tu matrimonio. Lo más probable es que te falte algo en tu relación y que esa sea la razón de que lo estés buscando fuera.

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