RECETAS CASERAS
Cómo hacer yogur en casa con restos de otro: fácil, rápido y sin yogurtera
Paloma Colás, chef y creadora de contenido, enseña a aprovechar los restos de yogur para preparar un yogur casero, delicioso y cremoso, incluso estilo griego, usando solo leche y unas bacterias vivas.

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A todos nos ha pasado: abrimos un bote grande de yogur y, al terminarlo, quedan unas cucharadas pegadas en las paredes o en el fondo. Antes de tirarlas, si no tienes perro que lo relama hasta dejarlo impoluto, la chef y creadora de contenido Paloma Colás propone darles una segunda vida preparando yogur casero en un minuto y sin necesidad de yogurtera.

Paso a paso para hacer yogur en casa
1. Preparar la leche: Calienta 350 ml de leche fresca entera en una taza grande durante un minuto a máxima potencia.
2. Mezclar con el yogur inicial: Vierte la leche caliente en el bote con los restos de yogur (unas dos cucharadas) y agita bien para integrarlo.
3. Fermentación: Coloca la mezcla en la taza, cúbrela con film transparente y métela en el horno apagado durante unas 12 horas, idealmente por la noche. Durante este tiempo, las bacterias vivas del yogur fermentan la leche y la convierten en más yogur.
4. Refrigerar: Al día siguiente, refrigera unas 4 horas para que esté fresquito y más cremoso.
Si quieres un yogur más espeso, perfecto para untar, Paloma recomienda verterlo sobre un filtro de café colocado en un colador sobre un bol, cubrir con film y dejarlo en la nevera unas 12 horas. El resultado es un yogur cremoso, tipo griego, ideal para acompañar tostadas o incluso para añadir especias y preparar un untable delicioso.
Toppings y sabores para personalizar tu yogur
Una vez que tienes tu yogur casero listo, las posibilidades de sabores y texturas son infinitas. Puedes añadir fruta fresca como fresas, arándanos, plátano o mango para un desayuno ligero y lleno de vitaminas. Las semillas y frutos secos, como chía, avena, almendras o nueces, aportan fibra, grasas saludables y un toque crujiente. Para los más golosos, un poco de miel, sirope de arce o cacao en polvo puede transformar tu yogur en un postre sano y delicioso. Incluso puedes experimentar con especias como canela, jengibre o cardamomo, que aportan aroma y un toque diferente, perfecto para meriendas originales.

Por qué funciona
El secreto está en las bacterias del yogur original: fermentan la leche y transforman sus azúcares en ácido láctico, consiguiendo la textura y el sabor característicos del yogur. Además, este método es una forma sostenible de aprovechar los restos y reducir el desperdicio de alimentos.
Con este sencillo truco de Paloma Colás, tener yogur casero en la nevera es fácil, rápido y sin complicaciones, ¡perfecto para el desayuno, meriendas o recetas creativas!
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