Canarias

Vive en una tienda de campaña junto a su hijo discapacitado por no poder pagar un alquiler en Tenerife: "No lo soporto más"

Conchi tiene 60 años y lleva viviendo en la calle desde el mes de marzo por que no tienen ningún lugar en el que vivir. La acompaña su hijo, que con 36 años sufre una severa discapacidad.

 Vive en una tienda de campaña junto a su hijo discapacitado por no poder pagar un alquiler en el sur de Tenerife

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Lleva más de cinco meses sin saber lo que es comer caliente, asearse en un baño o dormir en una cama. Desde que el propietario de la vivienda que tenía alquilada la echara a la calle el pasado mes de abril todo ha ido a peor para Conchi y para su hijo, un joven de 36 años que tiene una discapacidad reconocida del 71 %.

“Nos aseamos con garrafas de agua, con el vestido puesto trato de lavarme como puedo todos los días y hacemos nuestras necesidades en un árbol apartado”, nos asegura Conchi cuando le preguntamos por las condiciones en las que vive. En cuanto a la comida, su hija la ayuda con lo que puede pero tienen que ir al día, no pueden tener comida cerca porque hay animales como ratas e insectos y se les echa a perder con el calor. “Llevo mucho tiempo sin poder comer caliente”, se lamenta.

Con 60 años y muchos problemas de salud, le cuesta mucho encontrar un empleo. Vive de su pensión más la de discapacidad de su hijo, pero no le llega para pagar un alquiler en el sur de la isla: “Nos han ofrecido una caseta en un camping en Arona pero piden 900 euros al mes y no puedo pagar esa cantidad”

Un historial complicado

Todos sus problemas comenzaron hace algo más de nueve años, cuando alquiló un piso en la localidad de La Escalona. Pagaba religiosamente los 350 € de mensualidad al propietario pero éste nunca le quiso hacer contrato ni darle recibos que acreditaban sus pagos.

Conchi asegura que durante todo ese tiempo estuvo sometida a acoso de todo tipo por parte del propietario. “Me pegaba, me tocaba y también agredía a mi hijo. Nos hizo la vida imposible pero no podía irme porque no tenía dónde vivir”. Denunció en varias ocasiones pero con demandas cruzadas nunca se llegó a celebrar juicio. En abril de este año, el propietario aprovechó que Conchi y su hijo habían salido de la vivienda, siempre según el relato de ella, y le cambió la cerradura: “Me vi en la calle de un día para otro, no tenía a dónde ir y me ofrecieron quedarme en esta caseta rodeada de ratas y a la intemperie”

Desde el ayuntamiento de Arona aseguran que conocen la situación de Conchi y que ya están trabajando para tratar de ayudarla.

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